El agotamiento previo a la iluminación

Estamos alcanzando grandes alturas dentro del proceso de ascensión planetaria. y eso es magnífico, porque todas las energías son favorables a este fin y nos aseguran el éxito. Anteriormente, este proceso debía ser experimentado en absoluta soledad y era alcanzado por muy pocos.

Ahora vamos hacia allá todos juntos, llenos de entusiasmo. Entramos en una nueva dinámica y podemos hablar abiertamente de estos temas. Antes era muy difícil. Debías callarlos, porque si no lo hacías encontrabas incomprensión y críticas. Hoy en día todo el mundo habla de energías y de la necesidad de un cambio de vibración.

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Así pues, estamos en una gran ascensión masiva. Te lo puedo decir con absoluto conocimiento de causa y absoluta certeza. No soy la única que lo sabe en este momento, pero sí soy parte importante de este proceso. De entrada te diré que la tercera dimensión ya se ha cerrado por completo en este plano físico.

Vas por buen camino, pero…

A medida que avances en tu propia ascensión, tendrás cada vez un mayor conocimiento interno y te darás cuenta de que hay muchas realidades paralelas en las cuales coexistes. Por ejemplo, el solo hecho de la existencia de una tercera, una cuarta y una quinta dimensión te habla de tres realidades paralelas de coexistencia.

Pero desde hace muy poco tiempo la tercera dimensión se ha cerrado. Por lo tanto, no te asombres si hay grandes cambios en tu vida. Serán paulatinos, armónicos, y en perfecto equilibrio, porque así funciona el Universo. Están pasando cosas para las que algunas personas ya están preparadas, al haber realizado trabajos previos.

Y si estás aquí conmigo, entonces ya estás preparada o preparado para entrar en la quinta dimensión. Sin embargo, dentro de esta esta preparación puede ocurrirte algo muy peculiar. Ojo, doble ojo, o en este caso triple ojo, porque deberás triplicar el esfuerzo para lograr tu objetivo.

A lo que me refiero es al agotamiento previo a la iluminación. Puede ser que te sientas muy identificado con lo que te contaré ahora. Estoy segura de que casi todos los que lean estas líneas ya se encuentran en esta fase del proceso o pronto entrarán en ella, así que ¡triple ojo!

Puedes tener sentimientos encontrados

Este es el primer síntoma del agotamiento previo a la iluminación. Por un lado has puesto muchos esfuerzos, quizá tu vida entera, en recorrer el camino de la ascensión personal, y de pronto te sientes insatisfecho. Has dado el cien por ciento de tu esfuerzo en evolucionar, y de pronto sientes que nada de esto te satisface.

Debes saber que esa insatisfacción es el efecto de múltiples causas, sobre todo, la detonación a cada instante de muchos miedos y muchas memorias en todos tus cuerpos. Al detonarse puedes empezar a flaquear. Corres el riesgo de perder terreno o retrocede, pero este camino es como correr un maratón de 42 kilómetros.

Terminar una carrera de esa magnitud implica un esfuerzo enorme. Cuando los corredores arrancan tienen su fuerza intacta, pero llega un momento en el que, si no ponen toda su voluntad en seguir adelante y redoblan el esfuerzo, pueden sentir un agotamiento absoluto. Si este agotamiento los vence, abandonarán la carrera.

Pero también pueden continuar a un paso más lento, o parar y luego seguir. Lo que importa es llegar a la meta, sabiendo que en algún momento de la carrera aparecerán los miedos a cambiar, a mejorar, a fracasar, a sentirse superior a los demás y al futuro. Todos ellos te hacen decir: «¿En dónde me estoy metiendo?».

En ese momento es cuando debes sostenerte en tu única visión al igual que un maratonista mantiene su vista en la meta.

Puedes sentir que estás en terrenos peligrosos

Por suerte estás más bendecido que yo, porque a mí no me llevaron de la mano con muchísimo amor y muchísimo cariño. Ahora yo soy tu guía, así que no te preocupes. Cuando piensas: «¿En dónde me metí?», puede entrar en ti la confusión. Sientes una gran pérdida de seguridad, porque estás saliendo de tu zona de confort.

Puede estar muy arraigada en ti la frase: «Más vale malo conocido que bueno por conocer». Al salir de esa zona de confort no sabes lo que hay detrás. Entonces empiezas a pensar que tendrás que dejar a tu familia y a tus amigos si quieres ascender.

Eso mismo me pasó a mí hace ya muchos años. Yo prefería no iluminarme a dejar a mi hija atrás. Y eso es un error muy grande. Nunca dejamos a nadie. Recuerda que estamos coexistiendo en diferentes realidades, y esta coexistencia implica que estamos todos juntos.

Todas estas reacciones son naturales

Lo que te hace percibir supuestos terrenos peligrosos es el miedo, pero quédate tranquilo; no vas a dejar a nadie ni a abandonar a la gente. Este es un cambio que opera ante todo en tu frecuencia vibracional, y al hacerlo provoca un cambio en tu foco de consciencia.

La iluminación o la ascensión es un cambio de foco de consciencia, en el que, en vez de pensar u observar cosas que te hacen daño, te sostienes en tu única visión, que es tu meta. No vas a desaparecer de este plano físico ni es necesario que te alejes del resto del mundo.

Esas reacciones son muy naturales. Yo misma las sentí muchas veces en el pasado. Siempre me ocurría en la noche anterior a un examen: Entraba en crisis y no paraba de pensar: «¿En qué me metí?». Allí es cuando más debes sostenerte en tu meta y ser el maratonista centrado en un único objetivo: Cruzar la línea de llegada.

Corriendo o arrastrándote, lo importante es llegar

Abandonar te hace retroceder por completo. Te deja de vuelta donde estabas, o en una condición aún peor, porque antes por lo menos creías tener una solución. Tenías la esperanza de iluminarte y solucionar tus problemas. Así que triple ojo, porque es probable que ya te encuentres en este punto.

Dadas las condiciones cósmicas que vivimos en este momento al cerrarse la tercera dimensión, debes redoblar tus esfuerzos. Aminora el ritmo o detente un instante si es necesario, pero jamás abandones. No importa si eres un maratonista que está corriendo bien y está firme todavía, o si te empiezan a fallar las piernas.

No importa si llegas marcando un tiempo récord o gateando después de seis horas de lucha. Lo importante es llegar. Si tomas la peor de las elecciones, que es abandonar, caerás en un pozo muy muy profundo, porque no alcanzarás la iluminación ni seguirás teniendo la esperanza de llegar a ella.

Esos sentimientos de confusión y tristeza son producto del miedo a perder seguridad, que es el gran generador de esa sensación de estar en terrenos peligrosos. Usa herramientas cuánticas y trabaja incesantemente en neutralizar todos los miedos que te he mencionado. No pares, y seguro llegarás a la meta.

Puedes sentir desconfianza

La desconfianza es un gran miedo al presente que te crea inseguridad todo el tiempo. Te hace preguntarte: «¿Y qué hay después de la meta?». Nadie que haya logrado llegar te lo contará. Es como un secreto que nadie te revelará. ¿Y sabes por qué? Porque tienes que llegar por tus propios medios y encontrar la respuesta por ti mismo.

En algún momento sentirás una gran desconfianza hacia todo aquello en lo que has creído y en lo que has puesto toda tu pasión y amor. Al principio dices: «Esto me va a salvar», pero en algún punto del proceso surge una voz interior que te susurra: «¿Y si no es así? ¿Y si te han mentido?».

Empiezas a elucubrar justificaciones para tu desconfianza y piensas: «Creer en esto es una locura». En esos momentos, recuerda que tales sentimientos son normales. Los experimentan la mayoría de las personas que han decidido recorrer este camino. Ese es el agotamiento previo a la iluminación.

Debes saber que estás siendo acompañado; que no estás tan loco y que no estás en terrenos peligrosos. Sostente en llegar a la meta, ya sea fresco o gateando, pero llega.

Puedes sentir apatía y desesperanza

Este es otro gran auto sabotaje en el que puedes llegar a caer. Hay muchas personas que de un momento a otro y sin causa aparente se sienten cansadas de tanto luchar, corregir y permanecer firmes en el camino. Lo peor es que esto generalmente ocurre cuando estás a punto de llegar a la meta.

Si experimentas este sentimiento, o de pronto pierdes las ganas de seguir adelante, estás manifestando miedo al éxito, y puedes llegar a sentirlo a unos cuantos metros de la línea de llagada. Estás harto y no aguantas más. Esto también es muy normal; reconócelo, no te preocupes y ponte a trabajar aún más.

Debes salir urgentemente de la apatía, la desesperanza y el arrepentimiento. Si lo haces, descubrirás que, a pesar de todo, estás manifestando tu poder. En algún momento logras conectarte con tu Presencia Yo Soy, y de pronto ¡bum! todo cambia por completo. Algunos deben aguantar por años hasta lograrlo.

No se puede tener éxito en el cumplimiento de una meta si tienes miedo a ser exitoso. Cuando este miedo se detona, afecta todos los aspectos de tu vida. Trabaja en superarlo, porque una vez que hayas pasado por todos estos desgastes, empiezas a soltarlo todo, y es ahí cuando empiezas a disfrutar la carrera.

¿Sabes quienes son los que más disfrutan corriendo maratones? Los que han conseguido despojarse de todo. De dudas, cansancio… y hasta de la ambición por ganar.

Puedes sentir miedo al rechazo y al abandono

A lo largo de tu camino hacia la iluminación estás cambiando, y al cambiar te diferencias de los demás. Llega un momento en que hasta dentro de tu casa eres un bicho raro. Puedes ser objeto de burlas y críticas, sobre todo de parte de aquellos que se sostienen en la religión y en la noción de un Dios externo a ti.

No permitas que entorpezcan tu propio crecimiento. Es natural que el miedo al rechazo haga que te pongas a la defensiva y sientas mucha incomodidad. Crees que no encajar ni aquí ni allá y ya no estás a gusto en ninguna parte. Incluso puedes llegar a entrar en un estado de absoluto aislamiento y soledad.

Te sientes incomprendido e incluso abandonado. Piensas: «Ya no me aman ni quieren estar conmigo porque soy distinto». Así pues, el miedo al rechazo y el miedo al abandono son otros dos obstáculos que pueden surgir en tu viaje hacia la iluminación. Fíjate todo lo que hay que pasar para poder llegar a la meta.

Esta es la carrera de tu vida

Si se juntan todos estos sentimientos que te he descrito, pueden llevarte hasta la desesperación, donde surgen las preguntas más básicas: «¿Quién soy? ¿Dónde estoy? ¿Qué hago, me quedo o me voy?». Son sentimientos muy difíciles, pero te repito: Trabaja en traspasar esos miedos y sostente en tu única visión.

Esta gran carrera es la más larga de tu vida y también la más dura, pero hasta ahora vas muy bien. Debes seguirte preparando hasta alcanzar un punto en el que eres como ese maratonista de talla mundial que se enfoca solo en su meta y cuando empieza a correr ya no piensa en nada más.

O puedes ser como el esforzado corredor que llega arrastrándose, pero nunca desiste y también cruza la línea. Lo único que no debes hacer es abandonar la carrera. Si tu ritmo es lento, o si necesitas tomar aire y detenerte un instante, no pasa nada. Triplica tu esfuerzo y trabaja en tus miedos.

Si sientes estar en una gran encrucijada, el camino a seguir es trabajar; no abandones, porque no has sido abandonado. No estás sola o solo. Habemos muchos a tu lado.

Puedes sentir que no lo vas a lograr

También puedes llegar a un punto en el que ya no das más. No quieres abandonar la carrera, pero empiezas a creer que no vas a lograr llegar a la meta. En ese momento es cuando nace el miedo a tu propio rechazo. No confías en ti mismo. Ves que muchos corredores te han rebasado y dices: «Ellos sí pueden, pero yo no».

Esto también es normal; es uno de los últimos sentimientos negativos que afloran en este proceso. Este odio a uno mismo es uno de los últimos auto sabotajes. Ya no son los demás quienes hablan mal de ti; ahora eres tú quien no valora todo lo que has realizado.

Recuerda que el odio siempre genera venganza, así que también pueden surgir en ti este tipo de ideas sin que sepas ni siquiera por qué. Te lo digo con total certeza, porque yo misma he tenido que pasar por todo eso. Y espero que, al abrirte el camino, tú no tengas que pasar por todas las cosas por las que yo pasé.

La meta está a la vista

Lo que deseo es que te sientas identificado con todo lo que te he contado, para que cuando tengas sentimientos de incomodidad, inseguridad, confusión, tristeza o desconfianza, sepas que vas por buen camino, porque ya estás llegando. Todo este cansancio es el paso previo a la iluminación.

Y una de las últimas manifestaciones de dicho agotamiento es esta especie de ataque a ti mismo. Este sentir que los demás pueden y tú no; que todos están mucho mejor que tú. Y de nuevo te digo: No te preocupes. Siempre, y en todos los ámbitos de la vida, habrá uno mejor que nosotros.

Descubre dos maravillas

Eso es buenísimo, porque ese ser que es mejor que nosotros es quien nos abre el camino y nos señala la meta. Si no hubiera alguien mejor que uno, no tendríamos guías. Y si te has dado cuenta de que te falta mucho para llegar al final, comprobarás algo grandioso: Que tienes muchas más posibilidades de seguir creciendo.

Eso es lo más lindo de todo este proceso, porque si no fuese así, ¡sería muy aburrido! Además, descubrirás otra maravilla: Que al llegar a la meta siempre hay otra más allá. Y siempre hay seres que están más adelante para indicarte el camino. Es lo mejor que te puede pasar.

¿Por qué? Porque te permite observar en el campo de las infinitas posibilidades una y otra y otra meta. Y esa es la mayor bendición que puedes tener. Una vida sin metas no merece ser vivida. Recuerda que a todos los que recorremos este camino nos ha pasado lo mismo, y todos hemos tenido que trabajar para superarlo.

Este es el momento de la victoria

Debes enfrentarte a todos los obstáculos que aparezcan en tu camino hacia la iluminación. Si esta verdad te ha traído hasta aquí, ahora es el momento en que más debes sostenerte en ella. Mantente en la mayor verdad de tu ser, que te ha guiado hasta encontrarte a muy pocos metros de la meta.

Ahora eres como el maratonista que entra en el tramo final de la carrera y debe hacer gala de su último aliento para llegar a la meta. Aminora el paso si sientes que es necesario, pero sostente en tu única visión a como dé lugar. Este es el momento decisivo. No importa cómo llegues; lo importante es llegar, porque esa es la verdadera victoria.

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Si te gustó este artículo y quieres profundizar más en este tema, te recomiendo que leas el artículo anterior: El arte de mantenerte en tu única visión y desapegarte.