El límite entre el juicio y la verdad

Muchas veces enfatizo la importancia de no juzgar y no criticar, así como de evitar entrelazarte kármicamente con otros cada vez que observas carencia en ellos. Ya sabes que al observarla en el campo de las infinitas posibilidades los efectos de tal acción vendrán irremediablemente a ti.

Sé que muchos de ustedes ya han cambiado y están en el camino de salida de este juego de la ilusión de la inconsciencia, en el cual se sostenían fuera del amor. Han realizado un gran trabajo, porque ahora empiezan a reconocerse como un Dios vivo que habita dentro, alrededor y a través nuestro.

Ahora debes procurar no salir de este amor, a fin de evitar introducirte de nuevo en la tercera dimensión, que es el plano de la oscuridad, los bloqueos y las limitaciones. Todos hemos sido parte del sostenimiento de nuestras propias limitaciones, así como las de los otros.

Y este sostenimiento se dio a lo largo de muchas eras, porque lo aprendíamos de nuestros ancestros. Repetimos lo que ellos hacían y así sostuvimos por mucho tiempo la oscuridad. Pero ha llegado el momento de liberarnos. Vamos por buen camino, pero hay algo que podría provocarte una gran confusión.

Ese algo puede resumirse en esta frase: «Voy hacia mi propia ascensión. Por lo tanto, sé que no debo criticar o juzgar, pero ¿cuál es el límite entre el juicio y la verdad?».

¿Cuál es el límite entre juzgar y decir la verdad?

Ya sabes que todos tienen su propia verdad, y que no existe una verdad absoluta. Comprendes que lo que puedes ver es sólo parte de una gran verdad, pero en muchas ocasiones puede surgir en ti una duda: «¿Hablo o no hablo? ¿Y si al expresar lo que pienso juzgo o critico, entrelazándome kármicamente con otro? ¿Qué hago?».

A lo largo de tu existencia experimentas una serie de acontecimientos que te obligan a expresar tu sentir. A fin de protegerte y proteger a los demás, debes distinguir cuándo has entrado en el juicio hacia el otro y cuándo es momento de decir la verdad. Seguramente has vivido este dilema varias veces y has preferido callar.

El problema es que el silencio acumulado dentro de ti puede llegar a tornarse en un volcán a punto de hacer erupción. Puedes llegar a tener silencios ocultos por años y años, sostenidos incluso por todo un núcleo familiar a través de pactos a veces hablados y en otras sobreentendidos.

Deja las apariencias y vive tus verdaderos deseos

 

Toda energía estancada causa daño

¿Cuántas veces, pensando que vas a dañar al otro, te callas y guardas un alud de información dentro de ti? Con el paso del tiempo, dicha información se convierte en una energía estancada que te hace daño y daña también a todas las personas con quienes interactúas.

Si sostienes una energía estancada dentro tuyo, enfrentarás un sinfín de situaciones con una frecuencia vibracional baja. Al hacer esto, tu cuerpo físico es el primero que se deteriora, porque entras en un estado de entumecimiento. Sufres una tensión constante sin saber la causa precisa.

Finalmente llega un momento en que ya ni te acuerdas de ese silencio sostenido por años. No sabes qué es lo que te ha bloqueado y estancado, y al ignorarlo, continúas en esa postura. Así pues, el límite entre la verdad y el juicio es muy frágil. Dicha fragilidad está dada por las emociones que sostienes en el silencio o en el hablar.

Reconoce si tus palabras son sostenidas por emociones positivas o negativas

Muchas veces lo que te lleva a juzgar son las emociones negativas que has llevado dentro por mucho tiempo. Es todo un arte saber si hablas por venganza o enojo, o si debes hablar para protegerte o para proteger a otros. Ese límite tan tenue hace que te inclines hacia un lado o hacia el otro.

A este respecto, existen dos disyuntivas desfavorables: O te cierras y aumentas la energía estancada, o la liberas en forma de venganza, ira o incluso odio. Estas emociones negativas se encuentran arraigadas en tu interior sin que tú lo sepas. En este caso, expresas la información, pero no dices la verdad.

Resulta indispensable liberarse de los grandes silencios, porque siempre son creadores de bloqueos y enfermedades. Entonces, si decides traspasar este delgado límite y hablar sin haber neutralizado todas tus emociones negativas, romper tu silencio no va a beneficiarte ni a beneficiar al otro.

Si no neutralizas tus emociones negativas antes de sacar ese veneno silencioso, las consecuencias de los entrelazamiento kármicos vendrán a ti. El límite entre la verdad y el juicio es extremadamente frágil, porque depende de tus emociones y miedos. Callar verdades te desprotege, pero puedes expresarlas sin juzgar ni criticar.

Callar por miedo te entrelaza kármicamente

Existen silencios basados en el miedo, el control y la manipulación, y estos también te entrelazan kármicamente, provocando bloqueos en tu persona. Así pues, ¿cómo ver la diferencia entre decir la verdad y juzgar? Primero debes sentir si lo que estás callando te está haciendo daño.

Si es así, entonces debes analizar tus emociones, y si son negativas, neutralizarlas. Considera asimismo si guardas silencio en beneficio tuyo y de los demás, o si lo haces porque temes represalias o te atenazan los miedos. Asimismo, al hablar podrías prevenir que ocurra algo que sobrevendrá si te mantienes en silencio.

Esto significa que puedes hablar a manera de prevención. Tu silencio puede hacer que sucedan cosas, y en ese caso no es favorable, porque también te entrelaza kármicamente a otros. Si se te escapa un juicio o una crítica, neutralízalos. Resulta muy nocivo bajar tu propia frecuencia vibracional al enfocarte en la carencia ajena.

Puede ocurrir que al mantenerte en silencio, al otro le sucede algo desfavorable, y aún así no te decides a hablar. Consideras que si no sacas a la luz cuestiones incómodas eres un ser bueno, y así, te haces a un costado y permaneces al margen. Conozco muchas personas que nunca hablaron por no implicarse. Eso se llama cobardía.

La diferencia entre el juicio y la verdad es tan sutil que caemos en un polo u otro. Somos muy cobardes o hablamos de más. No sabemos dónde está el límite.

Aprende a soltar

 

La diferencia entre el juicio y la verdad es muy sutil

Ahora te compartiré varias pautas que te ayudarán a marcar los límites sin caer en los extremos del juicio o la cobardía. Una vez que te hayas convertido en un ser de amor, reconocerás la diferencia a la perfección. Sabrás lo que debes hacer, porque todas tus emociones serán producto del amor.

A la larga, como parte de nuestro proceso evolutivo, esta cuestión ya no será un problema. Habremos dejado de criticar, juzgar y permanecer paralizados por la cobardía. En un estado de amor los miedos no existen. Se terminarán los silencios autoimpuestos por el temor y la manipulación.

Un ser que no ha alcanzado un estado de amor todavía debe recorrer un largo camino antes de tomar la decisión de hablar o callar. Ahora vayamos a las pautas que te mencioné. Partamos de la base que todos nuestros actos deben evitar dañar al otro porque es un Dios vivo, independientemente de que muestre oscuridad o luz.

 

Si tu palabra bendice, exprésala

Al ser un Dios vivo, ese otro debe ser respetado y honrado al máximo para que puedas manifestar tu propia condición divina. Debes preguntarte: ¿A cuántos Dioses vivos estoy dañando con mi silencio? ¿Ese silencio me está dañando también a mí? ¿Está haciendo que me limite, pierda libertad y me sienta diferente?

También debes analizar si decir la verdad sería una bendición para otros. Muchas veces podrías pensar que decir las verdades ocultas que están en ti le harán daño a otro, pero quizás en realidad lo estás liberando. Hay verdades ocultas que en un primer momento son duras de escuchar, pero traen consigo la liberación.

Entonces, debes pensar cuál sería la bendición para el otro a mediano y largo plazo. Luego pregúntate si decir la verdad es una bendición para ti. ¿En qué te beneficiaría sacar la verdad que tienes dentro? ¿Se va a traducir en libertad, armonía, paz y liberación? A veces eres esclavo de tus propios silencios.

 

Analiza tus emociones antes de romper el silencio

Estoy segura de que en cada casa alguno de los que viven allí oculta algo para no dañar al otro, pero siempre debes considerar si al hablar solo satisfaces una venganza. Siendo sinceros, todos hemos dicho algo que en apariencia nos libera, pero en realidad lo que está detrás es la venganza y el gozo ante el sufrir ajeno.

En ocasiones lo que está detrás es incluso la burla. Por eso lo más importante para superar la fragilidad de esta frontera es el análisis y la neutralización de tus emociones negativas. Si descubres en ti deseos de venganza y sed de satisfacción propia, todavía hay mucho por trabajar en ti.

En ocasiones tus palabras pueden estar basadas en la burla, las injurias y el deseo por destruir al otro. Si te dejas llevar por estas emociones, con toda seguridad romperás el límite entre decir la verdad y juzgar. Esta energía estancada en ti se manifiesta a través de la venganza y el odio, pero no te das cuenta de ello.

Decir la verdad te libera

La verdad siempre libera. Sin embargo, te reitero que es muy importante comprobar que tienes las emociones neutralizadas antes de hablar, porque si rompes el silencio manteniendo energías negativas en ti, te entrelazarás kármicamente con el otro, cosa que casi nunca resulta favorable.

Ahora sabes que hay una energía estancada en ti que debes liberar. Dicha energía se siente en el cuerpo físico y repercute en tus emociones, mismas que empiezan también a estancarse y a irradiar frecuencias bajas. De esta forma, si tienes en ti energías estancadas producto de tu silencio, es momento de analizar tus emociones.

Y después de hacerlo y neutralizar lo negativo, puedes romper el silencio. Empieza a liberarte de todas las energías atascadas. Trabaja en liberar silencios muy añejos que son remanentes de cuestiones importantes que han sucedido en tu vida, quizá en una niñez lejana, y que están tan arraigados en ti que hasta los has olvidado.

Existen grandes silencios que dañan más que protegen

Libera los grandes y viejos silencios para poder salir de todas tus limitaciones, porque es muy probable que estén guardados en lo más profundo de ti, encerrados bajo llave y olvidados por completo. Hay muchos seres que dañan más con sus silencios que con sus acciones. Por lo general, el silencio daña más que protege.

Por eso la pregunta correcta es: «¿Si rompo mi silencio, hablaré para protegerme y proteger a otros?». Considera si lo que dirás contribuye a la protección de todos. Como te decía antes, hay familias con secretos ocultos y pactos que a veces son expresos y a veces tácitos, pero siempre inmutables.

Hay muchas familias con acuerdos de silencio, pero al establecerlos no hacen más que dañarse a sí mismos. Cada vez que sufres un daño físico, comprueba si hay en ti una energía estancada, y fíjate si lo está por tu silencio al cumplir este tipo de pactos explícitos o implícitos.

Te repito que la fragilidad de la barrera entre la verdad y el juicio radica en las emociones que hay en ti al momento de hablar. Si esas emociones son de venganza, odio o resentimiento, sin duda vas a juzgar. Sin embargo, puedes neutralizarlas. De igual manera, si tienes una energía estancada y callas, te desproteges.

Pregúntate: ¿A quién podría dañar si hablo? ¿Lo que diga podría llegar a ser una bendición para el otro a pesar de que en primera instancia lo lastime?

Salir del silencio es otra gran liberación

Salir del silencio hace que liberes la energía de tu cuerpo físico. Te convierte en un ser propiciador de bendición para ti y para los otros. En un primer momento ese otro podría sentirse dañado por la verdad, pero a la larga esa energía liberadora también lo alcanzará. Toda la liberación que logres va a reflejarse en los otros.

Un ser con una energía de amor, libertad, paz y armonía abarca a muchos otros seres. Desgraciadamente, también ocurre eso con un ser que tiene una energía estancada. Al irradiar a todos con ella, no puede establecer relaciones de forma pacífica y armoniosa. Es fuente continua de conflictos, bloqueos y miedos.

No conecta con los demás sin que medie la desconfianza, y como sabes, la desconfianza es uno de los mayores problemas en las relaciones. Muy a menudo desemboca en los celos. Asimismo, tus silencios también generan desconfianza. El otro siente que te guardas algo importante. Por eso la verdad es liberadora.

El camino hacia tu despertar

 

«¿Eso era todo?»

Cuando finalmente expresas tu verdad, la otra persona dice: «¡Así que eso era lo que guardabas! Yo sabía que faltaba una verdad por salir, pero ahora el camino está libre». ¿Nunca te pasó que después de pensarlo mucho, decides contar toda la verdad y afrontar las consecuencias de una vez por todas?

Y que, una vez superado el temor y revelada esa verdad, la otra persona te dijera: «¿Eso era todo? ¿por qué tanto problema?». A mí me ocurrió varias veces. Sufres en vano lo indecible meses y meses a causa de una energía estancada. Por eso la verdad siempre debe ir por delante de todo.

Por más que la quieras ocultar, esa energía está dibujada en ti. La irradias desde tu interior y abarca todo a tu alrededor. El amor, el miedo y lo que ocultas siempre se irradian. Es por esto que en ocasiones acabas de conocer a alguien y ya le tienes desconfianza. No sabes nada de esa persona, pero sientes que esconde algo.

Las verdades ocultas siempre salen a la luz

Por ejemplo, si tu marido no está siendo sincero contigo, notas de inmediato la diferencia y sabes que hay una verdad oculta dentro de él. En ese momento aparecen la desconfianza y los celos en tu relación, porque esa energía estancada lo está irradiando todo.

La persona que no es sincera puede pensar: «No me animo a decir la verdad porque no quiero dañar al otro». Sin embargo, al callar lo dañas aún más. Está sufriendo al sentir esa desconfianza y esos celos. Esto quiere decir que al sacar el silencio que tienes dentro liberas también al otro, y a la larga esto se traduce en gratitud.

Guardarte la verdad te daña y daña al otro. Al expresarla, tarde o temprano llegará un momento en el que quien la ha escuchado dirá: «Gracias por decirme la verdad, porque yo también tenía una energía enquistada que me estaba haciendo daño y no sabía qué era». Por eso siempre debes analizar si tu silencio es nocivo para el otro.

Es indiscutible que la verdad te hará libre, pero, ¿cuál? Es aquella que está trazada desde el amor, la sinceridad y el deseo de bendición. Hay muchas verdades que los otros merecen saber. Si cumples con esto, no sobrepasarás el límite entre la verdad y el juicio. Manifestarás protección hacia tí y hacia el otro.

Existen verdades que son difíciles de escuchar, pero son liberadoras. Son una bendición para ti y para el otro, ya que se traducen en armonía, paz, libertad y gratitud.

Para poder volar, suelta todo lo que te ata al suelo

Para desplegar tus alas, desecha todos esos pesados silencios. No hay acción más liberadora. Al final, el que guarda cosas es esclavo de ellas y esclaviza a los demás. Hablar es liberarse y salir del miedo oculto detrás del silencio. El control, la manipulación y la cobardía son la expresión del miedo.

El miedo es quien sostiene el control, la manipulación y la cobardía de no hablar cuando es necesario. El miedo es quien está detrás de tu silencio y quien está destruyendo tus relaciones y tu cuerpo físico. Por lo tanto, debes obligarte a sacar esa energía estancada que está dentro de ti.

Debes animarte a sacar toda esa energía estancada. No la sigas guardando por miedo a juzgar, a la opinión de los demás, o porque otros están controlando tu vida. Debes saber que esa energía desfavorable te está enfermando. Toma hoy mismo las riendas de tu vida y expresa todas esas verdades ocultas a fin de dejarlas partir.

Libérate y libera a los demás. Empieza a volar y deja atrás todas esas limitaciones que no has podido vencer a pesar de haberte convertido en una trabajadora o trabajador de la luz. Elimina las resistencias que te impiden tomar vuelo. No esperes a mañana. Hoy es el gran día de tu liberación.

Eres un Dios vivo

Terminamos como siempre acabo. Eres un ser de amor, así que deja que sea él quien dirija tu vida. Recuerda que la diferencia entre decir la verdad y juzgar está en tus emociones. Si eres un Dios vivo, eres un ser de amor y hablas en nombre del amor. El amor no se equivoca, pero en ocasiones piensas que debes callar por amor al otro.

No debes actuar por amor al otro. Actúa en nombre del amor que es tu verdadero estado del ser. Puedes decir:

Yo Soy amor, y en nombre de este Ser Amor que soy, hablo y expreso mi verdad para protegerme y proteger a otros.

En ese momento hablarás con la emoción correcta y cruzarás la complicada frontera entre el juicio y la verdad.

 

 


Si te gustó este artículo y quieres profundizar más en este tema, te recomiendo que leas el artículo anterior:  Dios vivo está frente a ti

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