El miedo a cerrar ciclos te provoca un vacío existencial

Estoy segura de que este artículo va a tocar tu corazón si en algún momento de tu vida has sentido una especie de vacío existencial. Una extraña inquietud y un sentimiento de estar encerrado y no poder salir de donde estás. Una incomodidad no sólo en tu estado de ánimo, sino también en tu cuerpo físico.

Debes estar muy atento a ese tipo de sensaciones, porque cuando la energía permanece demasiado tiempo retenida y contraída dentro de tu cuerpo físico, éste te lo hace notar. Te lo expresa en forma de dolor, y puede llegar a manifestarse incluso en enfermedades.

La mayoría de los conflictos que se manifiestan en tu cuerpo físico tienen su origen en una falta de armonía, paz y felicidad; son producto de una falta de comunicación. Tu cuerpo te habla, pero no lo escuchas. Entonces se cansa de hablar y empieza a gritar. ¿Y cómo grita? Por medio del dolor.

Todo eso ocurre porque no tienes una relación de amor con tu cuerpo físico. Ten en cuenta que tú necesitas más de tu cuerpo que él de ti, porque, cuando tú lo abandonas, él simplemente se transforma. Tiene una capacidad de transformación extraordinaria. En cambio, si no tienes cuerpo físico, no puedes vivir en la Tierra.

El poder del amor puede cambiarlo todo

Todo tiene un principio y un fin

Has venido aquí con el fin de disfrutar. Es más, tú mismo has pedido venir a gozar de las maravillas de este plano físico, pero es probable que lo que menos estés haciendo sea eso, porque padeces dolencias corporales. ¿Y sabes por qué? Porque no estás escuchando a tu ser, que te pide cerrar ciclos.

Todo en esta vida tiene un principio y un final. Tenemos que escuchar cuando llega el final y cerrar ese ciclo. Existen varios motivos por los cuales no puedes cerrarlos, y el primero de ellos es no saber escuchar cuando llega el fin. Escuchar el comienzo de las cosas es más intuitivo, por lo que casi todo el mundo lo sabe hacer.

Ese vacío existencial que experimentas es una forma que tiene tu ser para decirte desde dentro: «Mira, hasta aquí llegamos. Todo lo que me estás dando ya no me satisface». Entonces es hora de cerrar. Hay que descubrir cuáles son los miedos y las emociones negativas que te lo impiden para poder traspasarlos. Ahora enumeraré algunos de ellos.

Miedo a salir de la zona de confort

Cuando ha llegado el momento de cerrar ciclos, el confort se vuelve incomodidad. Sin embargo, muchas personas, en vez de tomar acción, empiezan a repartir culpas. Dicen: «Este vacío que siento es por culpa tuya», o «es por culpa del trabajo». En realidad, la causa de tu vacío está en ti, y es tu entera responsabilidad.

Este temor se relaciona estrechamente con el miedo a perder seguridad. Lo más paradójico es que ese afán de encontrar seguridad se convierte en una fuente inagotable de inseguridad. Es así porque las situaciones de mayor inseguridad que enfrentan quienes tienen este miedo suceden dentro de sus propias casas.

Los seres con los que conviven a diario los llenan de maltratos, mentiras y engaños. Todo el tiempo lidian con reproches, peleas e insatisfacción. Es lo único que conocen: Un confort muy incómodo y una seguridad muy insegura. Su principal miedo es perder la seguridad de un lugar en el que viven completamente inseguros.

Todas las respuestas están delante de sus ojos, pero no dejan de pedirle señales al Universo. El Universo no manda señales; te habla directamente todo el tiempo. El problema es que no lo estás escuchando. Así pues, aprender a leer lo que realmente ocurre y tomar acción en consecuencia representa una extraordinaria ventaja.

Toma decisiones rápidas desde el primer momento en que te sientas mal, incómodo y fuera de lugar. Hay gente que se tarda toda una vida en hacerlo.

El miedo genera emociones negativas recurrentes

Si las emociones que experimentas una y otra vez son enfado, culpa, tristeza, venganza, odio e insatisfacción, es hora de cerrar ciclos. Ten en cuenta que me refiero ante todo a lo que ocurre en tu hogar y tus espacios más íntimos. Hablo principalmente de la zona en la que te mueves de forma habitual.

Si esas emociones están dentro de tu ámbito más cercano es porque están siendo creadas por ti. Cuanto más tiempo las sostengas más se agrandan, hasta llegar a ser la fuente de todo tipo de agresiones y hasta de adicciones. Lo que te está pasando es que has olvidado cerrar la puerta y empezar un ciclo nuevo.

No estamos obligados a cargar eternamente con lo que tenemos ahora. Ni siquiera lo estamos a soportar a la familia de la que formamos parte. Hay muchas familias que son hermosas, y cada vez habrá más, porque ya estamos en la Era de Acuario y cada vez nos acercamos más a un estado ascendido.

Eventualmente llegaremos a un estado de perfección donde la armonía, la paz y la tranquilidad se instalarán para siempre en el seno familiar, pero por ahora todavía existen familias con las que hay que cerrar ciclos. Los lazos sanguíneos no son ataduras perpetuas.

Lo único que debe unirte a otros es el amor

Hay familias que están llenas de odio, resentimiento, venganza, ira y abusos físicos y psíquicos. No estás obligado en nombre de los lazos de sangre a soportar todo eso. Estás obligado a honrar sólo los lazos de amor, y ni siquiera eso es una obligación. Un lazo de amor nos une de una forma extraordinaria y sin necesidad de sacrificios.

No lo podemos separar porque lo que nos une es la más alta vibración, y no la exigencia. Sin embargo, en muchas ocasiones no puedes cerrar ciclos por miedo a romper estos lazos de obligación que se nos han impuesto. Asimismo, no olvides que la venganza, el odio y la ira también crean lazos energéticos.

El átomo no distingue entre lazos favorables y desfavorables. Ambos tienen efectos en nuestras vidas, porque toda energía establece ataduras. Algunas son maravillosas, pero otras definitivamente no. Su condición depende por entero de la frecuencia en la que vibramos al establecerlas.

Cierra todo ciclo desde el amor

Al ser nosotros seres de libre albedrío, podemos cambiar esas ataduras mediante nuestra observación en el campo cuántico. Debes observar libertad, armonía y paz, y al llegar el momento de cerrar ciclos, hacerlo siempre desde el amor y no desde el resentimiento o la venganza.

Es cierto que existen casos en los que estos lazos energéticos son tan fuertes que se hace necesario tomar medidas extremas para romperlos, pero aun así puedes hacerlo desde el perdón. Se pueden cerrar ciclos en forma urgente desde el amor. Lo más importante es permitirte cerrarlos al cortar los lazos del apego que te paralizan.

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Engaños, mentiras y deslealtades

Otra de las consecuencias de no cerrar ciclos es que esa inacción es una gran generadora de engaños, mentiras y deslealtades. El miedo a salir de tu zona de confort crea situaciones en las que abunda la deshonestidad. Entonces entras en un círculo vicioso, en el que esos manejos te perjudican a ti más que a nadie.

Y esto aplica para las relaciones entre jefes y empleados, padres e hijos, familiares, parejas o amantes. En todas ellas, tú eres el más perjudicado, porque te estás traicionando. La mayor deslealtad es hacia ti mismo. Procura siempre serte leal. Sé auténtico y sincero, aunque eso te saque de la zona de confort.

Por tu propio bien, no generes engaños, mentiras y deslealtades, ya que te roban la paz y te introducen en un vacío existencial. Siempre obran en tu contra, porque al observarlos constantemente en el campo de las infinitas posibilidades, los haces venir a ti una y otra vez.

Todas las mentiras que expreses regresarán a ti, creando odio y resentimiento. Además, con ellas creas en el otro una gran pérdida de fe y una gran desconfianza. Todo regresa a ti: Falsedades, calumnias, injurias y críticas. Si estás creando pérdida de esperanza en quien confió en ti, te haces mucho daño.

No te unas a la incertidumbre, confusión y tristeza que siempre acompañan al engaño. Recuerda que llegaste a este plano físico a disfrutar y a generar amor, armonía y paz.

Sentimientos de auto desprecio

Al no cerrar ciclos creas en ti el sentimiento de no ser suficientemente valioso. Esto es una especie de reacción en cadena. Primero generas en ti y a tu alrededor emociones negativas, tales como ira, culpa, tristeza, odio y venganza, y estas emociones generan a su vez deslealtades, engaños y mentiras.

Después de experimentar todo eso, ¿podrías sentirte bien contigo mismo? No puedes ser feliz cargando tal bagaje. Más bien te sientes insatisfecho, y en ese momento no tardan en aparecer los reproches. Miras hacia atrás y hacia adelante, y no te agrada lo que ves. Empiezas a desvalorizarte y a desvalorizar a todos los que te rodean.

Desplomas tu autoestima y la confianza en ti mismo, y tu vida es un caos. Percibes en el otro tus mismas conductas nocivas, porque las estás observando todo el tiempo. Empiezas a creer que todos te mienten y engañan. Esto genera celos, envidias y descalificaciones mutuas.

Toma acción siendo leal a ti mismo

Para no abrir este nuevo círculo vicioso debes evitar los reproches y serte leal a ti mismo. Esto lo digo por experiencia propia. Nací con una extrema lealtad hacia mí misma. Gracias a ella he tomado decisiones oportunas y cerrado ciclos en los momentos precisos en que debían ser cerrados.

He tomado decisiones extremadamente urgentes; me divorcié de mi marido cuando mi hija tenía tres meses de vida. Literalmente, realicé el rescate de mi hija. Hoy por hoy puedo estar muy orgullosa de esa decisión. Cerré un ciclo en el tiempo y la forma más oportunos, evitando daños superiores.

Fui leal a mi misma ante las circunstancias por las que atravesaba. En cambio, cuando te encuentras atrapado en esa zona de confort que ya se ha tornado incómoda, rodeado de enfados, culpas y tristezas, no tardan en aparecer los reproches. Y a éstos los siguen rápidamente los engaños, las mentiras y las deslealtades.

Sentimientos de no ser merecedor

Tienes una familia, una esposa, un marido... Aparentemente todo es perfecto, pero también tienes dolencias físicas, pérdidas económicas y relaciones tóxicas. Esto indica que no estás tomando acción en cuanto a cerrar ciclos en forma oportuna y eficiente. En dónde hay paz y armonía no hay enfermedades.

Intentas sacar adelante tu negocio o tu trabajo, pero tu empresa no prospera o estás estancado en un empleo mediocre. ¿Qué está sucediendo? Que ante todos tus problemas, lo que menos sientes es merecimiento. No te consideras lo suficientemente valioso como para tener derecho a una vida plena y abundante.

Y así, te engañas pensando que eres víctima de la mala fe de los demás o de las circunstancias adversas. No es así; estás en medio de un ciclo desfavorable y debes cerrarlo. El sentimiento de no ser merecedor crea enfermedades, pérdidas económicas y crisis en todas tus relaciones.

No esperes a llegar hasta una gran crisis para tomar acción y cerrar ciclos. Siempre estás a tiempo para evitar un nuevo desastre.

Miedo a las pérdidas materiales

Hay personas que viven aterrorizadas ante el miedo a perder los bienes materiales que poseen. Hay gente que ha destruido su salud al permanecer veinte años o más en un trabajo que detestan, pensando todos los días: «Todavía me faltan diez años más de infelicidad, pero, ¿cómo voy a perder mi pensión?».

Entonces, a diario llegan a sus casas en un estado de ánimo atroz, y con ello destruyen sus relaciones. Creen que si se deciden a cerrar ese ciclo perderán todo lo obtenido. También hay quienes se enferman gravemente por quedarse dentro de una casa horrible, pero que no abandonan porque temen que otro familiar se las quite.

Así se atan a un barrio que no les gusta y a una casa que aborrecen. Desesperados e inconformes, se crean un enorme vacío existencial por miedo a perder algo material. Considera qué resulta peor: ¿Perder esos bienes materiales o enfermar de gravedad y no volver a disfrutar de la vida?

¿Prefieres el vacío existencial a la pérdida de objetos? El apego extremo a lo material convierte la vida de una persona en un infierno, cuando a lo que hemos venido en realidad a esta Tierra es a disfrutar. Y la solución es tan simple como cerrar ciclos y empezar de nuevo.

Si ya tienes algo ahora, puedes crearlo de nuevo

En mi vida he tenido que empezar de nuevo muchas veces, ¡y sigo empezando, pero ahora me divierto mucho! ¿Sabes por qué? Porque soy leal a mí misma. Digo: «Hasta aquí llegué. Me voy». Escucho a mi cuerpo y a mis emociones, y hago caso a lo que me está diciendo mi intuición. No me importa dejar atrás cosas materiales.

Con los afectos es distinto, porque si uno vive en paz y armonía, los afectos siempre estarán con nosotros. En realidad resulta fácil hacer a un lado los bienes materiales, porque somos creadores. Si lo tengo ahora, es que pude crearlo, y puedo seguir creándolo. ¿Acaso lo que he perdido va a ser lo único que voy a crear?

¡Claro que no! Siempre puedo empezar de nuevo. Vuelvo a crear con mi presencia Yo Soy, con mi poder infinito. Sostente en tu Presencia Yo Soy y decreta el equilibrio en todas las cosas materiales. Decreta que todo lo que es tuyo te pertenece y regresa a ti. No hay ser ni cosa que pueda impedir que eso suceda.

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Tus decretos te protegen

Esto también te lo digo por experiencia. En mi cierre de ciclos he tenido que dejar atrás muchas cosas materiales. Entonces he decretado que todo lo que me pertenece regresa a mí multiplicado. Y eso siempre ha ocurrido. Nadie pudo quitarme lo que me pertenecía. Además, ¿sabes qué? En realidad no me preocupaba.

Cerraba ciclos y me iba tan tranquila. Esta creencia de estar en peligro de perder todo lo obtenido es completamente errónea. No es real, porque nadie puede quitarte algo que te pertenece si tú lo sostienes con tu mente. ¿Y cómo lo sostienes? Con tu decreto. Decrétalo y olvídate de ello.

Ni siquiera tienes que estar sosteniéndolo constantemente, y mucho menos pelear o reclamar por ello. Así que cierra ciclos y decreta: Todo lo que me pertenece regresa a mí multiplicado. Cierra puertas y empieza de nuevo, ya sea en un trabajo, una relación o un lugar de residencia. ¡Hay tantas cosas, sitios y personas en el mundo!

Miedo a lo desconocido

Este miedo es un gran generador de vacío existencial. Hace que te preguntes: «¿Qué pasa si cierro este ciclo? Cuando cierre esa puerta, ¿qué me encontraré detrás?». Caes en un abismo de dudas. En cambio, una vez que te acostumbras a cerrar y empezar de nuevo, el miedo a lo desconocido desaparece por completo.

Y es más, hasta te parecerá motivador y excitante. Cambias totalmente las preguntas, y ahora dices: «Vamos a ver qué pasa si cruzo el umbral de una nueva vida». Si evitas el miedo a lo desconocido, puedes vivir muchas vidas dentro de una sola. Es grandioso. Gracias a eso es que estoy aquí dándote clases.

Sabes muy bien, porque te lo he compartido varias veces, que tuve que superar muchísimos y muy grandes miedos, así como enormes fobias. Así pues, debes vencer el miedo a lo desconocido para poder cerrar ciclos. Yo encontré una fórmula que me ayudó mucho a tomar acción efectiva y a no postergar los cambios necesarios.

Una fórmula infalible

Esa fórmula quedó expresada en forma de pregunta, y ahora te la voy a regalar. Cuando dudes ante la necesidad de cerrar un ciclo, pregúntate:

¿Qué es lo peor que me puede pasar?

¿Que es peor, tener dificultades económicas o que tus relaciones sean atroces? ¿Vivir entre reproches, mentiras, engaños y deslealtades, en hogar lleno de ira, culpa, tristeza e insatisfacción? Pues te digo algo: ¡Todo eso ya lo tienes, y lo tienes ahora mismo! No son hipotéticos riesgos futuros, sino tu realidad palpable.

Si emprendieras un nuevo comienzo podrías hacer de tu vida algo enteramente distinto, y si la nueva puerta que abriste tampoco te gustó, la cierras y abres otra. ¿Qué es lo peor que te puede pasar? Hazte siempre esa pregunta, y al hacértela mira a tu alrededor. Mira tu cuerpo físico, tus relaciones, tu trabajo, tu casa y tu barrio.

Míralos bien y vuelve a preguntarte: ¿Qué es lo peor que me puede pasar? La respuesta es que lo peor que te puede pasar es lo que te está pasando ahora.

No hay pérdida alguna si ganas tu vida

A mí, esa tan oprtuna pregunta me hace tomar decisiones extraordinariamente rápidas, porque siempre digo: «¿Qué es peor, sufrir una pérdida económica o vivir infeliz, aquejada por problemas de salud y peleada con todo el mundo?». Prefiero la pérdida económica. Prefiero que cualquier relación tóxica se acabe.

Y lo prefiero porque al acabarse tendré la oportunidad de conocer a alguien realmente deseoso de recibir mi afecto. ¿Qué es lo peor que te puede pasar? ¿Dejar la casa de tus padres para que venga algún familiar y se queden con ella, o poder vivir en una casa que realmente te agrade y en el lugar que quieres?

¿Qué te hace más daño, perder la seguridad de un salario mediocre, o salir de ese escritorio en el que llevas veinte años haciendo lo mismo todos los días? Podrías intentar hacer algo nuevo y motivante. Tal vez un emprendimiento propio, o generar dinero de diferente forma, aunque sea a costa de una pérdida inicial.

Al considerar dichas «pérdidas», muchas veces he dicho: «Si hay que pagar, yo pago. Pago por mi paz, pago por mi tranquilidad y pago por mi alegría». Para hacerlo, primero hay que cerrar ciclos. Observa todas las situaciones incómodas en las que te encuentras hoy y que te generan emociones negativas y vacío existencial.

Y si el resultado de dicha observación es la urgente necesidad de cerrar puertas, enfrenta todos los miedos que te he descrito y pregúntate: «¿Qué es lo peor que me puede pasar si las cierro detrás de mi?». Lo que descubrirás al otro lado será tan maravilloso que nunca más volverás a encerrarte.

Si te gustó este artículo y quieres profundizar más en este tema, te recomiendo que leas el artículo anterior: Debes ver perfección para que tus procesos creativos funcionen a tu favor

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