La levedad del ser en la Era de Acuario

El conocimiento sin acción no sirve de nada, y por eso quiero hablarte ahora de cómo se debe vivir en la Era de Acuario. Todos nosotros ya estamos bien plantados en ella. La Era de Piscis ha desaparecido, y con ella sus limitaciones, pero queda mucho trabajo por hacer.

Quienes hemos decidido venir a este plano físico hoy en día hemos sido muy valientes, porque al llegar aquí nos encontramos con un escenario difícil, producto de miles de años de conflictos. Cuando se acaba una guerra todo el mundo sale a celebrar, pero después viene la dura etapa de la reconstrucción.

Nos encontramos atravesando la agitada transición entre la reconstrucción de todo lo que quedó destruido después de las guerras y el establecimiento de la paz por siempre y para siempre. Debemos transitar un periodo entre el fin del combate y los tiempos benevolentes que vendrán.

Somos los reconstructores de la Tierra

Sentiremos los últimos coletazos de la guerra en forma de memorias que nos dejaron nuestros ancestros. Una pesada herencia de mentiras, miedos y fobias. Recuerda que la energía es eterna; no se destruye, pero podemos transmutarla. Justamente ese es el trabajo de todos nosotros; lo que hemos venido a hacer con mucha valentía.

Seremos los reconstructores, y después de la transición, dejaremos un mundo mejor para todos aquellos que decidan venir más adelante. Esta transición inició en el año 2012, y terminará en un futuro cercano, con la venida de la paz, la libertad y la justicia propias de la Era de Acuario.

Estoy segura de que para muchos la vida a partir del 2012 ha sido toda una prueba. Hemos tenido que neutralizar y transmutar toda la energía dejadas por eras anteriores. En mi caso particular, ese 2012 fue durísimo, y a partir de mi experiencia puedo decirte que debes recorrer con levedad y simpleza el camino que se abre ante ti.

Tu mejor maestro es un niño

Debemos recorrerlo como lo hacen a diario los mejores maestros que tenemos: Nuestros niños. Ellos poseen una conexión natural con la Totalidad, la cual se refleja en el hecho de que para ellos todo es juego. En segundos se inventan uno con lo que tienen cerca; tal vez un simple charco donde mojarse y divertirse de lo lindo.

Durante la Era de Piscis eso era reprobable. Equivalía a ganarte un regaño por ensuciarte la ropa, en vez de una mirada de admiración. Un niño puede convertir una ramita en cincuenta cosas distintas. A este respecto, todavía recuerdo las visitas a mis primitos que vivían en la Pampa Argentina.

Me admiraba cómo eran capaces de inventar juegos con ruedas, frascos, latas o lo que pudieran encontrar. Tenían un ingenio extraordinario y nunca se aburrían. Hay que volver a ser como esos niños que te enseñan que cada minuto y cada sitio son perfectos para empezar a jugar.

Nos enseñan a encontrar compañeros de juego con sólo decir: «¿Quieres ser mi amigo?», sin preguntar de dónde vienen o a dónde van. Nos enseñan a jugar sin medir jerarquías y sin investigar si eres exitoso o si tienes mucho dinero. Los niños nunca se acercan a alguien buscando su propia conveniencia. 

Sigue el camino del niño para lograr tu propia maestría

 

Vive simple

Vivir en absoluta simpleza significa no depender de nada ni de nadie. Amigo es todo aquel que disfruta este momento contigo, porque todos somos hermanos; todos somos iguales, y todos somos maravillosos seres de luz. Cuando no sospechas del otro ni tienes expectativas con él, evitas cualquier tipo de conflicto.

La mejor forma de protegerte ante cualquier eventualidad y solo atraer a tu vida a seres de dimensiones elevadas es mediante tus pensamientos. Mediante el saber que nadie que venga a ti puede hacerte daño, y que llega para tu bendición, o mejor dicho, para la mutua bendición. El que llega es tan transparente y equilibrado como tú.

Al mantener ese pensamiento, es imposible que alguien nocivo llegue a tu vida. Esa es la mejor protección, y por eso tenemos que vivir como niños. Un niño no piensa: «Este me va a hacer daño; este otro me va a estafar, y el de más allá sólo busca pelea». Si otro niño quiere ser su amigo, está bien y punto.

Un niño no piensa mal de los otros sino hasta que sus padres le meten cosas en la cabeza. Hasta que le dicen: «No juegues con ese porque te va a golpear». ¿ Y qué pasa entonces? Que lo golpean. ¿Y quién creó ese pensamiento? ¿El niño que iba a jugar, preguntando simplemente: «¿Quieres ser mi amigo?».

Deja atrás el juicio y las expectativas

Tenemos que dejar de juzgar y de tener expectativas con los demás. Confía, porque con tu pensamiento atraes a tu vida solo a los seres que dan en la misma medida que tú. Es imposible que te hagan daño, porque la mejor protección es tu propia mente, creando con su observación en el campo de las infinitas posibilidades.

Si no esperas algo de alguien, ¿quién te puede decepcionar? Si no dependes de nada ni de nadie, ¿qué ayuda puedes necesitar? No sigas siendo amigo de seres tóxicos e insoportables solo por los beneficios que puedes obtener de ellos, o porque crees que algún día los vas a necesitar.

Eso es mantener expectativas con respecto a los demás. Un niño no piensa en callarse y aguantar situaciones de maltrato a fin de obtener un supuesto provecho a menos que su situación familiar sea de abuso cotidiano. Los adultos pueden llegar a soportarlas a causa de los miedos al castigo, al fracaso o al rechazo.

Quien se desapega no sufre pérdidas

Tampoco tengas expectativas con respecto a la llegada de tus deseos. No importa la manera como vengan a tu vida. No pienses en el qué y el cómo. ¿Cómo vendrán? No lo sabemos, porque de eso se encargará la dinámica del átomo a partir de tus observaciones. Los átomos se unirán de acuerdo a tu decisión.

Entonces, vive simple y sin expectativas hacia las personas o cosas. Si pierdes algo material puedes crearlo de nuevo. Cultiva el desapego hacia lo grande y lo pequeño. Si tu perspectiva está centrada en este plano físico, una casa es enorme, pero si lo está en otras dimensiones, es un puntito insignificante en medio del Universo.

Muchas veces es mejor perder dinero o propiedades que seguir atado a situaciones y relaciones atroces. Recuerda que todo lo que dejas ir puede ser reconstruido, porque el verdadero poder está en tu mente. Está en ser el observador que sabe que si hoy pierde algo, mañana lo tendrá duplicado.

Todo esto te lo dice alguien que lo perdió todo y luego lo reconstruyó no al doble, sino al triple.

Permanece en tu Presencia Yo Soy

Lo único que debe preocuparte es permanecer en tu Presencia Yo Soy. Es un trabajo constante; tiene el propósito de mantenerte conectado al gran poder que posees. En mi caso personal, gracias a mi tenacidad por no apartarme de esa Presencia he podido crear y recibir intuitivamente las herramientas que te comparto.

La Presencia Yo Soy es tu propio Ser habitando en séptima dimensión. Lo sabe y ve todo, y es la voz que te dice al ver desde la altura ese puntito diminuto que te angustia tanto: «Oye, libérate de esa casa. Con tu poder puedes crear dos, tres, cuatro o cinco. Valen más tu paz, alegría y disfrute».

En esta dimensión terrestre puedes crear una y otra vez, porque, de acuerdo con una de las grandes leyes universales, como es arriba es abajo. Si lo tienes todo arriba, lo tienes todo abajo; crearlo depende de ti. Tu única labor consiste en conectarte con ese arriba. Más que una obligación, es un quehacer alegre y hasta divertido.

Conexión = Manifestación

Cuando te conectas con tu Presencia Yo Soy y permaneces en ella, las manifestaciones son fáciles, y además consigues algo maravilloso: Saber qué es lo que de verdad deseas. Esto ocurre porque tu Presencia Yo Soy sabe a qué has venido y qué es lo que necesitas para ello.

Si ahora estás descontento, estás desconectado, y si estás desconectado, no sabes lo que en realidad deseas. La mayoría de las personas vive desconectada. Como terapeuta, atiendo a mucha gente que me dice no saber cuáles son sus metas. En cambio, cuando trabajas en forma constante con tu conexión, las conoces.

Sabes que puedes dejar lo que no te satisface y crear algo mejor. Tu Presencia Yo Soy te cuenta hacia dónde debes dirigirte y qué debes hacer. Ese es el primer paso para la reconstrucción. Cuando alguien me dice que lo ha perdido todo, le contesto: «¡Fantástico! Ya no tienes nada a que apegarte. Puedes empezar a reconstruir».

Cuida mucho tus palabras. No alimentes con ellas la misma oscuridad que has creado. Recuerda que eres el guionista y director de tu propio drama, y que lo sostienes cada vez que hablas de él y lo transmites a los demás. Con eso te haces daño y haces daño a quien te escucha, porque lo obligas a observar sucesos desfavorables.

Las más grandes fortunas de este plano físico se han erigido cuando un ser ya no tenía nada más que perder y tuvo que resurgir usando el poder de su mente.

Acéptate a ti mismo

El primer deseo que debes tener en tu vida es la aceptación total de quién eres. Acepta que no dependes de nada y que no debes delegar tu poder en nadie; ni siquiera en un Dios externo, los ángeles o los maestros. Acepta también la condición divina del otro, aun si crees que está equivocado.

Esto es particularmente importante en el trato que le damos a nuestros hijos. En cierto punto en su vida debes soltarlos y darles alas. Debes aceptar por completo el que hagan uso de su propia divinidad, que es su propia Presencia Yo Soy, y decidan vivir de tal o cual forma.

La aceptación de uno mismo también implica dejar de priorizar el bienestar de los otros al momento de tomar decisiones. Debes perder el miedo a la soledad como consecuencia de tomar acción. Nunca te sacrifiques por otro o con el otro. No te ates a personas por miedo a perder afecto, seguridad o posesiones materiales.

Crea tu propia libertad

No olvides que todo se reconstruye. No hay peor destructor de la consciencia que el vivir en una casa envuelta en el caos. Es mejor tomar la decisión de estar sola o solo que quedarse por miedo en un lugar así. El miedo aniquila familias enteras y te impide reconstruir tu mundo desde la paz y la alegría.

Siempre recuerda que aquello que está en tu mente es lo que vas a crear. Ese es tu superpoder, y si sales de los miedos la reconstrucción es total. Así que no te subestimes ni subestimes a los seres que están a tu alrededor: Ellos también son Presencia Yo Soy y pueden salir de sus limitaciones por sí solos.

A causa de tus propios miedos impides que ese ser se independice, desee la liberación y alcance el despertar. Eres superpoderoso. Eres la mente creadora; puedes crear libertad para ti, y a través de tu propia libertad, la libertad de los otros. Tu mente debe observar que tus seres amados se despiertan, se independizan y viven en paz. 

Olvídate de Dios para ser Dios

 

Adopta el nuevo conocimiento

Debes salir de la noción de un Dios externo que castiga tus «pecados». Elimina las ideas de que dependes de alguien fuera de ti, de que debes hacer tal o cual cosa para tener suerte, o de que los maestros o los ángeles te darán la solución a tus problemas y te dictarán lo que debes hacer.

Ese conocimiento era propio de la Era de Piscis. Ahora debes salir de esa dependencia por completo. El conocimiento que te transmito a través de mis clases te hace saber que posees el poder que antes buscabas fuera. Este poder es tu Presencia Yo Soy, que es tu ser en planos elevados, y que siempre intenta comunicarte cosas.

Si te mantienes en el conocimiento errado y las interpretaciones falsas que nos fueron dadas en otras eras, permanecerás atada o atado a un sinfín de limitaciones. El conocimiento verdadero es el que te libera de las barreras que has creado, y este saber no depende de un Dios externo ni de un poder que se halla fuera de ti.

Depende de tu observación en el campo de las infinitas posibilidades. Dicha observación puede ser consciente y centrada en tu Presencia Yo Soy, o inconsciente, desconectada y sujeta a los vaivenes de tus emociones. Por lo tanto, el conocimiento real hace que seas consciente del poder de tus pensamientos. 

Conviértete en la solución para tu vida

Yo Soy el observador en el campo cuántico. Yo decido lo que viene a mi vida y no dependo de personas o circunstancias. Nada externo a mí tiene más poder que yo.

Sé consciente de cada palabra que emites

Cada palabra es una observación en el campo de las infinitas posibilidades. Puede ser positiva o negativa, y lo que vendrá a ti será resultado de tu elección verbalizada. De ahí su importancia, y justamente por esto debes salir cuanto antes del victimismo y la queja constante.

Cada vez que te quejas seleccionas eso que tanto te molesta. Sostienes una observación desfavorable dentro del campo de las infinitas posibilidades. Nunca olvides que cada palabra que expresas y cada acción que emprendes determinan lo que va a venir a ti.

Aquí podemos ver la acción de la Ley de Causa y Efecto. Un acto que cause daño a otro nunca quedará sin respuesta, lo mismo que un acto bondadoso. Sin embargo, evita confundir bondad con sobreprotección. Esta última es una emoción negativa. Es pensar que el otro no puede, y entonces intentas solucionar su vida.

La sobreprotección limita al otro, y al ser ejecutada por ti, también te perjudica. Te ata a la rueda de causa y efecto. Ten en cuenta que la sabiduría reside en el equilibrio y la justicia. Entonces, permite que el otro manifieste su condición divina, respetando su forma de ser y su libertad.

Adquieres sabiduría cuando permaneces en tu Presencia Yo Soy. Ella conoce tu pasado, presente y futuro. Te observa desde una dimensión superior.

El conocimiento sin acción no sirve de nada

Ya sabes la importancia de mantenerte en el conocimiento correcto y abandonar la idea de un poder sobrenatural externo que te beneficia o castiga. Recuerda que eres el observador en el campo cuántico. Con tus pensamientos, palabras y acciones creas tu realidad, seleccionando lo que va a venir a tu vida.

Pero el conocimiento sin el cuidado de tus palabras y acciones no sirve de nada. Otro punto crucial que debes considerar es que la energía es eterna, pero transformable. Además de observador, eres transmutador, pero casi siempre lo haces de manera inconsciente.

Lo ideal sería realizar todo el tiempo una transmutación consciente de las energías negativas que están dentro de ti. Has convocado energías de forma consciente e inconsciente con tu Presencia Yo Soy, pero son las inconscientes las que casi siempre seleccionas, eligiendo a partir de memorias mercadas por miedos y traumas.

En cambio, la energía consciente surge cuando estás conectado a tu Presencia Yo Soy, quien entonces te dice: «¡Al fin me permites decidir!». En ese momento te conviertes en un observador consciente y le otorgas el poder a tu Presencia Yo Soy, y ésta jamás se equivoca.

El conocimiento sin acción, sin cuidado en tus palabras y sin transmutación, que es igual a la corrección de tus memorias, no te sirve de nada.

Has venido aquí a disfrutar

Has venido a esta vida conscientemente desde séptima dimensión. Tu vida real está realizándose en ese altísimo y hermoso plano de amor inconmensurable. En él, la Presencia Yo Soy actúa siempre de manera consciente. Allí solo hay abundancia; no existe limitación, enfermedad o carencia de ningún tipo.

Y así, estando en ese lugar, dijiste: «Me voy a tomar un disfrute. Voy al planeta Tierra a jugar». Acto seguido, creaste tu propia mortalidad. Te creaste un principio y un fin, y se estableció la primera regla del juego: No recordarás que eres todopoderoso, y entonces tendrás miedo de quedarte sin techo, sin comida y sin compañía.

Luego vino una segunda regla: Tanto tú como los demás jugadores, que tampoco recuerdan su verdadera condición, podrán experimentar la oscuridad. Así pues, has venido a este hermoso plano físico desde séptima dimensión a jugar bajo esas (y otras muchas) reglas.

Puedes ganar el juego

Decidiste venir a experimentar una situación muy distinta a la que vives en las dimensiones elevadas de abundancia, donde solo existe amor inconmensurable e incondicional. Has venido a jugar, y como saben nuestros más grandes maestros, esos niños de los que te hablé al inicio, jugar es disfrutar.

Ahora puedes apreciar que has venido aquí a disfrutar. El problema reside en que durante todas esas eras en las que permanecimos dormidos, entraron en nosotros el miedo y la carencia, junto con esa idea de un Dios externo a ti que premia y castiga. Esto último tenía un claro propósito: Quitarte tu poder.

Has venido aquí sin el recuerdo de tu poder real. Por eso, tu meta debe ser despertar y saber que esto solo es un juego. Ahora bien, todos los juegos tienen un premio al ganador, y así, ganas el premio mayor como participante exitoso de este juego cuando consigues despertar antes de regresar a séptima dimensión.

Goza jugando y asciende

El premio mayor es tu propia ascensión en planos elevados. Has venido a disfrutar, pero también a ascender. Además, en esta Era de Acuario se ha establecido una especie de atajo: Si descubres que todo esto es una ilusión y te centras en tu Presencia Yo Soy, entonces sales del juego.

Puedes ver la verdad de lo que sucede en este juego desde fuera del juego, y entonces empiezas a habitar nuevamente en altas dimensiones. Para lograrlo, te repito que primero debes luchar por salir del juego y no sufrir sus embates. Debes verte como participante de un juego y ver cómo juega todo el mundo a tu alrededor.

Si mantienes esa visión y te mantienes en tu Presencia Yo Soy, en algún momento saldrás y empezarás a habitar las altas dimensiones que son tu verdadero hogar. A medida que empiezas a abandonar el juego, vuelves a convertirte en ese ser de luz maravilloso y en ese amor incondicional que realmente eres.

A esta vida has venido a jugar y a disfrutar, y después de haber disfrutado de ella, habrás ascendido en planos superiores. Ese es el hermoso premio de este juego.


Si te gustó este artículo y quieres profundizar más en este tema, te recomiendo que leas el artículo anterior: La solución a tus problemas no está en el pensamiento

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