La sabiduría de saber poner punto final

Hoy tocaremos un tema muy importante para todos aquellos que todavía están lidiando con la tercera dimensión, que es el plano de los miedos. Estoy segura de que más de una vez en tu vida se te ha planteado la necesidad de poner punto final a algo. Puede ser un trabajo, una circunstancia o hasta una cosa.

¿No te ha pasado que ves un mueble viejo dentro de tu casa y dices: «No sé porqué tengo esto»? Ese objeto también necesita un punto final. Se tiene que ir de tu espacio vital. Lo mismo se aplica a personas, circunstancias y lugares.

Ahora te contaré por qué no logras poner punto final en el momento indicado, justo y equilibrado.

Saber poner punto final es propia de Dioses

Este gran saber no se aplica solo a las relaciones. Si no eres capaz de hacerlo, hay que saber por qué, y sobre todo, qué es lo que sucede cuando algo que deberías haber finalizado en su momento justo sigue abierto. Debes saber qué es lo que les ocurre a quienes involucras en esa falta de decisión.

La tercera dimensión termina cuando tienes el poder de la Presencia Yo Soy, y con ella el dominio de todas las cosas. En ese momento tus miedos ya no influyen en tu vida. En esta tercera dimensión, los miedos se disparan y no eres libre de actuar en virtud de tu poder.

En primer lugar, debes saber que todas las cosas y experiencias que vivimos tienen un principio y un final. Todo tiene inicio y fin, independientemente de que la vida sea eterna. Son ciclos que tenemos que cerrar, por lo que el permanecer atado a ellos y no saber ponerles punto final indica que estás siendo dominado por un gran miedo.

Existen muchos miedos detrás de eso, pero hay uno en especial que influye en este proceso: El miedo al futuro. Este temor ante lo que puede sobrevenir te hace permanecer en una zona de confort en la que alargas todas las situaciones en tu vida y te hace entrar en un espiral de emociones negativas.

El no cerrar ciclos detona emociones negativas

Este miedo al futuro siempre trata de controlar la situación. Por ello debes estar atento ante el impulso de manipular o controlar a fin de sostener algo que ya se ha acabado. Regresemos al ejemplo del mueble inútil que está en tu casa. Está viejo y gastado, pero cuando quieres deshacerte de él, se te dispara el miedo al futuro.

Entonces intentas convencer a los demás de que ese mueble se debe quedar. Les dices: «No, este mueble es muy bonito. Además, me lo regaló mi abuela, y ella lo compró cuando se casó». Tratas de manipular emocionalmente a los demás para que te respondan: «Bueno, es el mueble de la abuela. Lo vamos a dejar aquí».

Ahora traslada este sencillo ejemplo a todas las circunstancias de tu vida. Supongamos que quieres acabar una relación, pero la otra persona no puede terminarla. Con toda seguridad empezará a utilizar el chantaje emocional para que no te vayas. Se le dispara el miedo al futuro e intentará convencerte de que cambiará.

El poder del amor puede cambiarlo todo

Promesas y amenazas

En un caso extremo, algunas personas hasta te amenazarán con el suicidio. Controlan y manipulan una situación para mantenerte atado a ellas. Lo que sigue es que la parte que sí está lista para lanzar el mueble de la abuela por la ventana empieza a sentir un gran enojo.

Ese miedo al futuro hace que comprimas tu propia energía y la del otro. Esto resulta particularmente desfavorable, porque para poder fluir con la vida debes tener una energía de expansión en todos los sentidos, especialmente en el corazón. En él no brotará el amor si hay una energía de compresión.

El amor necesita un chakra del corazón expandido para poder irradiarlo todo. En cambio, una energía comprimida te ataca a ti y ataca al ser que intentas sostener bajo tus alas. Puede ser el mueble, el jefe, la pareja o un hijo. Hay padres que no quieren que sus hijos se vayan de la casa y empiezan a manipularlos.

Les dicen: «Te vas justo cuando no hay trabajo y estamos en crisis. No gastes dinero en el alquiler. Quédate aquí donde estás bien». Esta dinámica se presenta en un sinfín de circunstancias, desde el no desechar un mueble inservible hasta no poner fin a una relación. No logras expandir tu energía y no logras que el otro haga lo mismo.

La energía comprimida genera bloqueos

Este miedo futuro y esta manipulación de tu parte hacen que el otro se llene de enfado y posiblemente hasta de odio. Si haces que se detone odio en un ser, lo arrojas de golpe a la tercera dimensión, la cual ya tendría que estar desaparecida por completo. En ese momento, todo lo que quieres que funcione se bloquea.

Todo termina en un verdadero desastre y no sabes por qué. Te enfermas, los niños están insoportables, el coche se avería, estás harta del trabajo, te separas de tu marido y no lo quieres ni ver… ¿Por qué pasó todo esto? Por este miedo al futuro que ha comprimido tu energía y la energía de quienes interactúan contigo.

Bloqueas las realidades que se iban a abrir si no hubieses entrado en ese miedo al futuro. Volviendo al ejemplo del mueble, si en vez de entrar en el control y la manipulación dejas que saquen ese vejestorio, abres otra realidad y con ella un hueco por donde puede llegar un nuevo sofá bello y cómodo.

La inacción complica la situación

El sostenerte en la manipulación, el control y el miedo al futuro puede provocar la ruptura de tus relaciones. Ni te enteras de que el mueble de la abuela fue el origen de todos tus problemas. Dices: «No sé, de un tiempo a la fecha ya no quiero mas a mi marido. Estamos peleando todo el día y nos llevamos fatal».

Como has comprimido tu energía y la del otro, haces que la situación de ambos se bloquee por completo y no fluya. Esto ocurre no sólo en esta realidad, sino en todas las posibles realidades que se hubieran podido abrir de no haber entrado en la ignorancia de poner punto final a un ciclo en el momento y lugar adecuados.

Este tema es profundo pero muy sutil. Puedes no darte cuenta cuando entras en una espiral de enojo y rencor que en un momento dado explota violentamente. Ya no hubo manera de aguantar esas emociones negativas. Y todo por sostenerte en una situación que era fácil de cambiar.

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El no respetar al otro multiplica tus males

Esto ocurre porque estás involucrando a otros seres en el sostenimiento de un ciclo que ya debía haberse cerrado por completo. Lo has envuelto todo con este miedo al futuro que tienes y con él irradias a todos los que están interactuando contigo. Ellos también deben cerrar sus propios ciclos y se los impides.

Argumentas mil y una excusas para sostenerte en un ciclo que ya debería estar cerrado hace rato. No solamente estás comprimiendo tu energía, sino la de todos los demás. Con ello se multiplican los efectos colaterales provocados por esa energía de tercera dimensión; una energía que hace que nada concluya.

La clave para que puedas lograr el equilibrio y la sabiduría de encontrar el momento adecuado para cerrar ciclos es respetar el que todo tiene un principio y un final. Si respetas eso en perfección y equilibrio, no creas algo a tu alrededor que no sea abundancia y energía de expansión.

A partir del primer minuto en el que algo debía terminarse, las causas y efectos empiezan a llegar a ti. Por eso, respeta al otro como lo más sagrado que existe.

El respeto al otro es lo más sagrado que existe

Si respeto al otro, tomaré las decisiones adecuadas en el momento justo. Cuando ya no estoy a gusto con alguien, hasta aquí llegó el ciclo. Respeto el Dios que habita en ti, y entonces el Dios que habita en mí se puede ver reflejado en mí. Y cuando eso ocurre, tengo la sabiduría de un Dios para saber cuándo ha terminado un ciclo.

Mira qué fácil es poder encontrar el punto final a todas las circunstancias, cosas y personas en tu vida. Consiste en el respeto sagrado al otro, reconociendo que ese otro es Dios mismo. A partir de este hecho tengo que tomar decisiones oportunas, en el momento y lugar adecuados.

Podrías decirme entonces: «Yo respeto a mi abuelita, y por eso no quiero tirar su mueble». Te respondo que Dios habita en cada uno de nosotros, y que es equilibrio y justicia. El mueble de la abuelita cumplió un ciclo, y no reconocer esto es no respetar el equilibrio sagrado.

Este equilibrio se manifiesta en todos lados. Dios habita en cada ser, en cada reino y en todo el Universo. Por lo tanto, el respeto a la condición sagrada del otro es lo más importante que debes hacer para hallar el equilibrio y la sabiduría de poner punto final en el momento y lugar adecuado.

Si no respetas lo sagrado en el otro, caerás en la trampa de permanecer en un ciclo que ya se acabó por completo. Respetar la condición divina del otro te acerca a Dios.

Respetar la condición divina del otro te permite manifestar la tuya

Busca permanentemente el respeto a ese ser al que puedes llamar Dios. No importa el nombre que tenga; sabes que hay una fuerza que es superior a todos nosotros y es la Fuente. Respetar la Diosidad del otro te acerca a esa fuerza que creando todos tus males y bienes, y que eres tú mismo.

Tu propia condición divina crea todo lo que llega a ti. En este caso crea un mal cuando observas y sostienes algo que ya tenía que haber acabado y en vez de terminarlo recurres a la manipulación, el control y la inflexibilidad. Si respetas la Diosidad del otro, estás viendo a Dios delante tuyo.

Y al hacerlo, lo que vendrá a ti es poder divino. De lo contrario, cuando te sostienes en un ciclo que ya tenía que haber acabado, lo qué ves reflejado de ti en el otro es miedo, y eso será lo que llegue a ti. Hay seres que se aferran tanto a un ciclo concluido que crean grandes catástrofes en sus vidas y en las de aquellos que los rodean.

Muchas grandes catástrofes en la vida de los seres que dices amar suceden por culpa de ese empecinamiento provocado por tus propios miedos. Esto es cotidiano en las familias. Hay algunas que están realmente detenidas y no pueden tener éxito porque uno de sus integrantes sostiene un gran miedoal futuro.

Si deseas ser tratado como un Dios vivo, observa a Dios en todos

Conozco madres amorosas que han creado enfermedad en varios de sus hijos con este miedo al futuro. He visto familias en donde el éxito no abunda por miedo a que esos hijos tengan alas muy grandes y se vayan lejos. De esta manera, si quieren que te traten como el Dios vivo que eres, ve a Dios en cada ser.

Ese ser puede pertenecer al reino animal, vegetal e incluso mineral. Si puedes ver a Dios en cada ser que contactes, respetarás lo sagrado de ese ser y sabrás retirarte a tiempo antes de hacer algo que destruya al Dios vivo que está delante de ti. Estableces una relación sagrada con todos los seres.

Y eso es el equilibrio perfecto. Reconocer lo sagrado que habita en el otro refleja mi propia condición divina. Ese es el punto crucial en el que debes entrar para tomar decisiones acertadas en el momento justo y con la sabiduría indicada.

Olvídate de Dios para ser Dios

 

Para finalizar bien un ciclo, respeta la condición divina del otro

Esta es la solución. Al hacer esto podrás poner punto final en el momento más adecuado a las cosas, circunstancias y relaciones que tienen que acabar. ¿Y por qué hablo de acabar? Porque todo tiene un principio y un final. Hasta la relación más maravillosa tiene un final, que es la muerte.

Y a veces tampoco respetas lo sagrado del otro cuando debe irse de este plano físico. Muchos viudos y muchas viudas se quedan con un gran resentimiento porque su pareja cerró un ciclo. Yo atiendo a mucha gente que viene a mí con un duelo que no pueden superar y las hace sufrir.

¿Y sabes por qué sufren tanto cuando muere alguien? Porque se quedan enfadados por el abandono. No respetan el hecho de que también ese ser que aman tanto cerró su ciclo. Si tú respetas lo sagrado del otro, es imposible que no sepas poner punto final con equilibrio y en el momento indicado.

Y lo más importante es que al tratar al otro ser como el Dios vivo que es, se entabla una relación sagrada entre él y yo. Cuido de no lastimarlo o hacerle mal y le doy lo mejor que tengo, porque soy también un Dios vivo. Reconocer lo sagrado del otro evita que le hagas daño. No quieres que Dios vivo sufra o tenga un momento malo.

Ya tienes la solución

Cada vez que tengas delante de ti a alguien, así sea un ladrón que te haya robado, reconoce la Diosidad en él. Siempre. Estableces una relación de un Dios vivo a otro Dios vivo en donde respetas lo sagrado que está dentro de Él y respetas que está actuando de la forma en que lo hace.

Cuando reconoces a un Dios vivo delante de ti, ya eres un ser despierto. Tal vez ese otro no te ve como un Dios vivo y por eso te hace sufrir y te daña. No está despierto todavía. Cuanto más practiques esto que te comparto, más entrarás en tu propia condición divina, y eso te dará el poder que necesitas para salir adelante.

Si no deseas hacerle mal a otro, no provocas sufrimiento, y al no provocarlo tomas decisiones perfectas. Eso hace que evites dañarte a ti y dañar a los demás. En cambio, si te sostienes en el miedo al futuro tomarás decisiones desacertadas. El respeto tan sagrado de no desear que el otro sufra es la clave.

Dale lo mejor de ti a ese Dios vivo que está delante tuyo. Eso hará que todos los ciclos que están en tu vida se cierren en el momento justo, y entonces evitarás el bloqueo de toda la realidad que tienes ahora. Propicias la llegada de realidades nuevas que se abren cuando cierras un ciclo.

Si las cosas no salen como quieres, empieza a cerrar ciclos

Si nada sale como deseas y las cosas no están fluyendo, si tu cuerpo físico sufre enfermedades y tu trabajo, relaciones y finanzas no te satisfacen, entonces es el momento de cerrar ciclos. Fíjate qué cosas hay dentro de ti que ya han acabado y que por este miedo al futuro no has soltado y te generan bloqueos.

Debes examinar todos los aspectos de tu vida. Ya sabes que el respeto a lo sagrado del otro, el no desear hacerle daño y el darle lo mejor de ti te hace tomar decisiones acertadas. Aplícalo a todas las circunstancias; tanto a las pequeñas como a las grandes.

Si las cosas no están saliendo tan bien como lo deseas, entonces hay muchos ciclos en tu vida que hay que cerrar. Observa atentamente tus emociones con respecto a determinadas circunstancias y cosas, y si hay que cerrar un ciclo, toma la decisión sin dudarlo. Eso te va a abrir una nueva realidad y te hará salir de todos tus bloqueos.

Ya sabes que eres un Dios vivo

Esto te lo he repetido varias veces al final de muchos artículos, pero nunca está de más. Comienza a ver al Dios que habita en cada ser de todos los reinos, y entonces podrás ser, ver y manifestar ese Dios vivo que eres. Lo empiezas a ver en el otro y así puedes manifestarlo en tu vida. Esto es absolutamente cuántico.

En el momento en que logras ver una cualidad en el otro, eso es una observación muy favorable dentro del campo de las infinitas posibilidades, y esa cualidad indefectible e irremediablemente vendrá hasta ti y se manifestará tarde o temprano en tu vida.

Así que si quieres manifestar esa Diosidad en ti, empieza a ver a cada ser que contactes como ese mismo Dios vivo.

 


Si te gustó este artículo y quieres profundizar más en este tema, te recomiendo que leas el artículo anterior : Eres el unico responsable de lo que pasa en tu vida

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