Los celos: El portal al infierno mismo

Quién más, quién menos, pero casi todos hemos experimentado la aparición del insidioso bichito de los celos en algún punto de nuestras vidas. Puede asomarse en cualquier tipo de relación, así que no vamos a hablar solo de las parejas. Los celos pueden darse entre padres e hijos, hermanos o compañeros de escuela y trabajo.

Los celos representan un sentimiento tan intenso que pueden dejarte marcada o marcado de por vida. Por esto debes salir cuanto antes de una relación sostenida por ellos. Por otra parte, es posible que en otra relación te encuentres del lado opuesto de la cuerda y seas tú el celoso o la celosa.

Los celos son una manifestación extrema del apego

Pon mucha atención a todo lo que voy a contarte. No te aferres a la noción de ser solo víctima de los celos injustificados del otro. Colócate en un punto neutral. Este es un tema que atañe a casi todos, y en primer lugar te diré que los celos pueden ser un gran maestro a lo largo de tu recorrido de salida de la tercera dimensión.

Al entrar en la cuarta o quinta dimensión podrás entender completamente lo que significa el Ser, la libertad y el libre albedrío de todos, junto con el auténtico desapego. Así pues, si deseas acceder a dimensiones superiores, deberás desprenderte de todo intento de posesión hacia las personas, cosas y circunstancias.

Resulta muy importante hablar de los celos. Son una manifestación extrema del apego, en este caso hacia otros seres, y si dejas que te dominen son capaces de convertir tu vida en un infierno. Debo repetirte que los celos pueden aparecer en todo tipo de relaciones, sean estas de pareja, familiares o laborales.

Los celos crean historias en tu mente

Lo primero que debes saber es que los celos solamente pueden afectar a seres de tercera dimensión. Quienes han logrado salir del apego hacia las cosas, personas, circunstancias o lugares ya no tienen motivos para manifestarlos, y en quinta dimensión los celos no existen en absoluto.

En las dimensiones superiores, el respeto al libre albedrío de cada ser es de una magnitud tal que es imposible que alguien pueda llegar a experimentar celos. Por ahora, al estar en transición a cuarta dimensión, la mente te juega una mala pasada, porque los celos se originan dentro de ella.

Y allí empiezan a crear historias, que pueden estar fundadas o no. Casi no necesito decirte que estas historias empiezan a deteriorar tus relaciones y a ser fuente de toda clase de malos tratos y sufrimiento. Asimismo, generan grandes bloqueos en tu salud, tus finanzas y el cumplimiento de tus metas.

Cuando una persona está enfrascada en la observación de los celos, crea un sinfín de situaciones imaginarias y las integra sin discernimiento alguno a su vida. No sabe que las ha creado por entero mediante el poder de su mente. Lo peor es que malgasta una enorme cantidad de energía intentando demostrar su veracidad.

No importa si lo que el celoso crea con su mente tiene fundamento en la realidad o no. Sin embargo, tu mente puede dejar de crear situaciones que provoquen celos.

Domina todas tus sombras y serás libre

 

Los celos nacen de un sentido de posesión

Todo celo implica un deseo de posesión hacia personas, objetos, puestos de trabajo o lugares. Pueden surgir celos de una madre hacia su hijo o hija cuando éstos se casan y alteran la percepción de propiedad que tenía esa madre con respecto a ellos. Esto desemboca en una guerra entre suegra y nuera o yerno.

En el centro de estos conflictos siempre subyace el principio de posesión de una persona sobre otra. Esto se suma a las historias creadas por una imaginación extremadamente poderosa, dando como resultado un caos en todos los aspectos de la vida de los implicados.

Este principio de posesión provoca incluso violencia y muerte. Pude constatar esta terrible realidad cuando trabajé como abogada en Asturias. Conocí el caso de un asesinato derivado de la posesión de un pedacito de tierra. La tragedia se desató entre dos vecinos después de pelear 30 años por una franja minúscula de terreno.

Un descomunal deseo de poseer

¿Y por qué se llegó a ese extremo? Por un sentido de posesión descomunal hacia un lugar específico. Tal sentimiento impide que se manifieste el libre albedrío entre los seres, empezando por ti. Cuando estás apresado en tu propia mente, torturado por una imaginación implacable, vicias el ejercicio de tu libertad.

¿Por qué está viciada? Porque tus decisiones, tus movimientos, tu humor y tu carácter estarán basados en los celos y en el ansia de poseer a las personas, cosas y circunstancias. Todo tu ser se empecina en torcer los acontecimientos para que concuerden con la dirección de tus celos.

Considera cuántas de tus decisiones han sido dictadas por el miedo a que otra persona te despoje de algo o alguien que consideras de tu propiedad. Esos miedos se levantan como murallas cuando te apegas a dicha propiedad y te dejas envolver por un fuerte sentido de posesión.

Aparecen los miedos

Por lo general, el primer miedo en aparecer es el miedo a no ser capaz de resolver los problemas. Provoca que adoptes posiciones inflexibles y que tomes decisiones basadas en emociones tan negativas como la ira o la envidia. Cuando esto ocurre, empieza a corroerte la inseguridad y tu vida se vuelve caótica.

Quién más sufre es el que vive dentro del infierno de los celos, independientemente de que estén fundamentados o no. Este proceso comienza en la mente, y como sabes, todos somos cien por ciento creadores. Por esto el celoso llega a aniquilar por completo la libertad en su vida y en la del otro.

Como parte de este proceso, también aparecen los miedos a perder seguridad y a ser herido. Paradójicamente, quien más se empeña en poseer al otro para no sentirse herido es quien más se hiere a si mismo. A este respecto, probablemente has conocido relaciones en las que sabes que hay deslealtad hacia una persona inocente.

Pero si esa persona inocente desconoce la situación, no siente celos. Por consiguiente, no sufre. En cambio, quien la ha traicionado y le es desleal si está sufriendo. Al tener arraigado un sentido de posesión se le detonan los miedos a ser herido, a perder seguridad, al amor y a no ser capaz de resolver los problemas.

Ama y haz lo que quieras

Cada vez que estableces una relación basada en la mayor expresión de libertad, tú mismo te liberas. A este respecto podrías decirme: «Pero Rosanna, ¿entonces estás de acuerdo en que todo el mundo haga lo que quiera?», y te respondería que, en efecto, todos debemos hacer lo que queramos.

Y lo debemos hacer porque estamos en un plano físico y en un Universo en el cual las más grandes expresiones dimensionales y frecuenciales están basadas en el amor y la libertad. Esto es lo más preciado que podemos darle a los otros seres y a nosotros mismos.

Cada uno debe manifestar la verdadera identidad de sí mismo y asumir las consecuencias de ello. En la tercera dimensión, dicha identidad está basada en el miedo y no en el amor. Por esto, la primera acción a seguir consiste en esforzarte por acallar la mente y no seguir creando con ella circunstancias adversas.

Y en segundo lugar, empieza a ejercer el desapego, quitándole el sentido de posesión y de propiedad a todas las relaciones que establezcas en tu vida con personas, objetos, lugares o circunstancias. Cuando lo consigas, serás capaz de salir de la cárcel de los celos.

El poder del amor puede cambiarlo todo

 

Permite al otro manifestar su verdadero Ser

Deja que ese otro que te acompaña en una relación manifieste la más grande expresión de lo que de verdad quiere ser. Déjale ser auténtico y manifiesta tu propia autenticidad a través suyo. De esta forma puedes ver las circunstancias y las cosas desde el amor.

Si por lo contrario te dejas arrastrar por los celos, establecerás relaciones tóxicas, en las cuales siempre existirán una víctima y un victimario, y en las que ninguna de las dos partes podrá manifestar la verdadera libertad de su Ser. Así pues, observa en qué punto están tus relaciones; dónde comienzan y dónde acaban.

Salir de los celos es salir de los miedos

Si deseas entrar en un camino ascensional que te permita acceder a cuarta y quinta dimensión y dejar atrás la tortura de los celos, debes corregir los miedos a no ser capaz de resolver los problemas, al abuso, al amor, a ser herido y a perder seguridad. No es posible entrar con miedos a ninguna dimensión superior a la tercera.

Debes corregir todo lo que provoca que tu mente emprenda la creación de situaciones enfermizas, centradas en los celos e impulsadas por un estado de posesión sobre el otro. Recuerda que todo eso no le permite al Ser manifestar su verdadera libertad y autenticidad.

Neutraliza los celos trabajando en los miedos que son su verdadero sostén. Como tu guía, puedo decirte que sin corrección de tus miedos no hay solución a tus celos. No hay un antídoto a todas las circunstancias desleales que puedan llegar a presentarse en tu vida, ya sea que estés traicionando o que seas traicionado.

¿Y entonces qué hacemos con los infieles?

Bueno, el infiel está manifestando su libre albedrío, y no puedes cambiar eso. Lo que sí puedes hacer es cambiarte a ti mismo o a ti misma y cambiar tus elecciones en cuanto a tus relaciones. No sostengas la infidelidad a través de los celos, la manipulación o el control.

Esa dinámica solo te llevará a establecer una situación sumamente tóxica. Las dos opciones que puedes tomar son liberarte de ese ser o dejarlo manifestar su libre albedrío y que viva como lo prefiera. En esta cuestión en particular no podemos decir tajantemente qué está bien y qué está mal.

Esas decisiones dependerán de cada persona y de cada relación en particular. En todo caso, la pregunta que debes hacerte es: «¿Esta situación me gusta o no?», y actuar en consecuencia. En realidad no puedes cambiar a quien decide ejercer su libre albedrío, pero siempre puedes cambiar tú.

Trabaja en tu amor propio y la confianza en ti mismo

Este punto es crucial debido a dos razones: Primero evitas que tu mente empiece a crear situaciones que te van a provocar celos, y segundo, cuando tienes una alta confianza en ti y un amor propio desarrollado y manifestado, no tienes ese tan nocivo sentimiento de propiedad hacia nada ni nadie.

Permites al otro ser como es. Al valorarte a ti mismo, no dependes del amor ajeno. Dependes solamente de tu propio amor y de tu propia realización. De esta manera, no permites que el otro establezca contigo una relación de humillación. No olvides que todo empieza en la mente y que toda relación necesita dos co-creadores.

La pregunta no es: «¿Qué hago con mi marido o mi mujer infiel?», sino «¿cómo evito la humillación que me invade cada vez que me dejo dominar por los celos?». La solución no es que el otro cambie, sino dejarlo expresar su libre albedrío y trabajar en tu autoestima para no permitir ni humillación ni maltrato.

Hoy es el momento del cambio

 

Ni engaños ni ataduras

Existe mucha diferencia entre permitir el engaño y maniatar al otro mediante los celos, manteniéndolo resguardado como una posesión, generando a diario peleas, ira, inseguridad y llanto. Todo ese proceso deviene en pérdidas económicas, enfermedades y la destrucción total de todas tus relaciones.

Cuando en una familia hay una situación de este tipo, se destruyen todas las relaciones colaterales. En cambio, si trabajas en ti misma o en ti mismo y traspasas los miedos que te mencioné antes, lograrás fácilmente el desapego hacia personas, circunstancias o cosas. Cuando dejas de aferrarte a tus posesiones empiezas a crecer.

Cuando respetas en su máxima expresión el libre albedrío de las personas, permites que cada uno manifieste su autenticidad. Puedes opinar que está loco o loca, pero lo dejas elegir en base a su propia libertad. Para gustos, colores, y nadie tiene la razón absoluta. Nadie debe decidir por otros lo que está bien o mal.

Evita toda clase de humillación

Toda humillación se basa en el sometimiento de una persona ante otra a través del maltrato físico, mental o psicológico, y aunado a esto, los celos obligan a una de las partes a sostenerse en una situación desfavorable. A este respecto, he conocido casos donde el motivo de los celos era completamente imaginario.

También he conocido personas a las que les complacía ser infieles, pero que no permitían que su pareja lo fuera, y ocurría que como reza el dicho, el ladrón cree que todos son de su condición, y entonces el infiel era presa de un ataque infundado de celos, haciéndole imposible la vida a la persona a la cual traicionaba.

He visto eso en muchas de mis terapias. Esos celos casi siempre infundados aplastan a personas inocentes. Las mantienen bajo circunstancias inhumanas, imponiéndoles malos tratos y una serie interminable de limitaciones. Quienes piensan que todos hacen lo mismo que ellos empiezan a sentir celos exacerbados.

Entonces una de las partes somete a la otra para que prácticamente no salga de su lugar de permanencia habitual. Esta situación puede darse entre padres e hijos, y también entre jefes y empleados. En todos los casos se ejerce una atroz humillación como mecanismo de manipulación y control.

Tanto el que sufre la humillación como el que la ejerce se destruyen

Ya sea que te humillen a causa de los celos, o que sientas celos y humilles al otro, vives el mismo infierno y destruyes todas las circunstancias de tu vida, tanto en la salud como en tus finanzas, y ni hablar de tus relaciones. Todos los ámbitos de tu vida se ven afectados de forma muy negativa.

Así pues, sal cuanto antes de los celos. Que no te importe lo que están haciendo a tu lado. Si quieren ser desleales y traicionar, respeta su libre albedrío, y si no te gusta esa manera de ser, aléjate. Sal de los miedos a perder seguridad, a ser herido, al abuso, al amor y a no ser capaz de resolver los problemas.

Levántate y constrúyete una autoestima alta y un gran amor propio. Si actualmente te engañan, trabaja en estos miedos. Respeta el libre albedrío del otro y haz lo que tengas que hacer de acuerdo a tu propio libre albedrío. Nunca tomes decisiones basadas en la humillación a la que el otro te somete para hacer su voluntad.

También he visto este sometimiento aplicado a seres que son pura bondad, de los que es imposible sentir celos porque son de una lealtad altísima, así que ten cuidado si vives una situación de celos en tu casa, porque puede destruir tu salud, tus finanzas, y por supuesto, tus relaciones.

No hay nada más destructor que los celos, porque son de una frecuencia vibracional extremadamente baja. Mantienen a quien los sufre imaginando situaciones.

La única salida es trabajar en ti mismo

Cuando sientas celos, humillación, o te creas traicionado, recuerda que la salida no está en trabajar en la relación, cambiar al otro, o esperar que ahora se porte bien para perdonarlo y volver a ser tan felices como antes. La verdadera salida consiste en trabajar en uno mismo.

No olvides que la relación más grande que vives es la que estableces contigo mismo. Si estás en paz, todo está en paz, independientemente de lo que los otros seres hagan en ejercicio de su libre albedrío. Sal de la posesión. La lealtad y fidelidad que de verdad importan son las que te tienes a ti mismo.

No te preocupes en pedírselas al otro. No debes solicitar al otro que te tenga confianza, sino trabajar la confianza en ti. La lealtad más importante es hacia ti mismo. Cuando digas, hagas o decidas algo, sete leal. Es mucho más fácil de lo que piensas, y definitivamente mucho más sencillo que intentar cambiar al otro.

Desapégate de todo deseo de posesión

No te apegues a personas, cosas o circunstancias. Si deseas transitar a la cuarta y quinta dimensión, lo primero en lo que debes trabajar es en anular este principio de posesión. Cuando te amas a ti misma o a ti mismo resulta fácil tomar decisiones basadas en tu propio beneficio.

Puedes decirle a la otra persona: «Haz de tu vida lo que quieras. Respeto tu libre albedrío. Por lo tanto, decide hacer lo que más deseas, pero no permitiré que me humilles». Esto te lo digo de primera mano, porque he vivido muchas experiencias liberadoras al permitir la expresión del libre albedrío del otro sin juzgar.

Y es más, cuando me tocó a mí, dije: «No cambies nunca, porque quiero que siempre ejerzas tu libre albedrío. La que cambia soy yo. No permito que se me humille, se me someta, ni se me fuerce a vivir situación alguna que denigre mi amor propio y mi confianza en mí misma«. Así te reconstruyes y sigues adelante.

Para llegar al desapego debes trabajar en esos viejos adversarios: Los miedos. En realidad, donde hay celos no existe el amor.

Jamás establezcas una relación basada en los celos

La salida de estos procesos tan desfavorables incluye, además de corregirte y respetarte a ti mismo o a ti misma, el no permitir jamás a tu lado una relación basada en los celos y que esté cimentada en la humillación y el sometimiento. Nunca establezcas ese tipo de relación, porque eso traerá un infierno a tu vida.

Trabaja en ti. Toma grandes decisiones. No permitas que ninguna de tus relaciones tenga sus cimientos en los celos, las traiciones y las deslealtades. Todo eso va de la mano con la humillación, y un ser humillado no podrá escapar de la tercera dimensión y sus limitaciones.

Y nunca olvides que precisamente has venido aquí a ganar tu ascensión.

 

 


Si te gustó este artículo y quieres profundizar más en este tema, te recomiendo que leas el artículo anterior: El poder de ser tu mismo a pesar de todo 

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