Libérate del deseo de posesión

Es necesario relacionarnos de forma diferente en esta Era de Acuario. Durante la Era de Piscis las personas vivían dentro de la ilusión de la inconsciencia, con una enorme cantidad de miedos inoculados y haciendo todo lo contrario a lo que debería ser la labor de un ser empoderado.

Ahora estamos aprendiendo a vivir en el amor incondicional. Lo que intento transmitirte en este artículo es que puedes empezar a vivir liberado de todas las inoculaciones de eras pasadas. Para ello debes transformar la energía residual que nos han dejado todas tus vivencias experimentadas a través del miedo.

Aprende a vivir sin limitaciones

Esto implica la transformación de la energía generada como consecuencia de haber vivido mal durante las eras anteriores. Hoy en día debes hacer un esfuerzo por liberarte de muchas cosas, y eso incluye una muy nociva, que es el deseo de posesión en las relaciones, tanto de pareja como familiares, de amistad y hasta laborales.

En un inicio, casi todas las relaciones afectivas se establecen a partir del amor y la confianza, pero en algún momento aparecen los miedos, sobre todo el miedo a la pérdida del ser amado. Ese temor detona un sinfín de emociones negativas, y éstas se condensan en un deseo de posesión.

Y este deseo nos hace olvidar que debemos reconocer la libertad del otro como lo más sagrado que existe. El libre albedrío de las personas es sagrado, porque dentro de cada una de ellas habita un Dios vivo. Sin embargo, cuando aparece en ti el miedo a la pérdida, la emoción en la que se traduce son los celos.

Y entonces, los celos suplantan al amor. Cuando los celos invaden una relación, el amor ya no existe y el miedo es quien decide. Recuerda que vivimos bajo la Ley de la Polaridad: Si estás en el amor, estás del lado de la luz, pero al aparecer el miedo pasas al lado de la oscuridad.

La posesión siempre deriva en control

En ese momento, tu relación con ese ser al que tanto amas, al que tanto celas y quieres poseer se inclina hacia el lado oscuro. Cuando se introduce el miedo a la pérdida de ese amor en tu vida, los celos hacen de ti un esclavo de tus emociones, y la primera reacción que aparece en ti es el deseo de posesión.

¿Y entonces qué pasa con ese sentimiento de posesión? Que transforma tu relación en un mecanismo de control, en donde las libertades de uno y otro se ven bloqueadas a causa de esta ansia por poseer. En un inicio esta ansia de posesión parece hasta halagadora. Muchos piensan: «Si me cela es que me ama».

Pero esos celos pronto se transforman en algo que ahoga la relación y extingue el amor que sentían uno por el otro. Entras en un estado de desconexión con el Ser. Cuando entras en un estado de control, la mente no deja de pensar. Hay relaciones en las cuales la sensación de miedo a la pérdida es muy grande.

Cuando intentas controlar a alguien, el miedo acapara tu vida. La mayoría de los seres humanos no están enamorados, sino enmiedados. Están entrelazados por el temor.

El deseo de posesión daña tu cuerpo físico

Debes salir de ese tipo de relaciones, en las que en vez de decir «te amo», se dice «te enmiedo». Esto ocurre cada vez que sientes la necesidad de controlar y poseer al otro. Si sientes celos, te has desconectado del amor. Debes evaluar si dicha desconexión es la causante de la insatisfacción y desconfianza que sientes.

Además, tu cuerpo físico lo resiente. Cuando has entrado en un estado de control y de miedo intenso y sostenido, entras en un estado de estrés severo. Empiezas a liberar adrenalina, sustancia que perjudica aún más tu conexión con el Ser. Ahora bien, esto no quiere decir que la adrenalina sea mala.

En dosis pequeñas es incluso muy atractiva, como cuando practicas deportes de riesgo o te animas a hacer algo que te causa temor. Yo recuerdo cuando era muy tímida y en cada acto de mi vida liberaba adrenalina. Tenía que vencer el miedo de forma constante y cotidiana.

Cuando tienes una timidez extrema, el hablar con alguien que no conoces es como tirarse de un puente a 20 metros del suelo. Todos los días te tienes que lanzar al vacío, y entonces se libera adrenalina. Ese es un proceso biológico normal que puede llegar a ser incluso adictivo.

El deseo de posesión te desconecta de tu Ser

Cuando entras en un estado de estrés severo, la adrenalina permanece en ti y te dispara emociones negativas que impiden la conexión con tu Ser. Si creías estar enamorado, pero brotan en ti los celos y la posesión, te has desconectado. Te transformas en un ser dual en el que el miedo acapara tu verdadero Ser.

Por lo tanto, no te asombres si el deseo de posesión y los celos sumados a la adrenalina te hacen replantear tu relación. Ahora te sientes inconforme con el ser que tienes al lado, cuando antes todo era maravilloso, hasta los defectos de tu pareja. El amor solo ve la luz del otro y no percibe la oscuridad.

En contraste, al desconectarte del amor empiezas a manifestar tu propia oscuridad y a ver la oscuridad del otro. En este punto una relación que empezó como un acto de amor se puede transformar en una pesadilla. Todo lo que los unía ya dejó de existir. Entonces, ¿qué debes hacer?

Respeta lo más sagrado que existe

Independientemente de que compartas o no los gustos y acciones de los demás, debes respetar su libre albedrío. En este caso me refiero a las relaciones de pareja, pero esto también aplica a todo tipo de relación. Cuando respetas el libre albedrío de las personas, te transformas en un ser de amor y lo sostienes.

Y si te sostienes en el amor, tu relación con el otro no cambia. No obstante, en este punto debes tener especial cuidado, para no confundir el respeto al libre albedrío de los otros con el sometimiento y la subordinación. Podrías creer que para no dejar de ser amor y no liberar adrenalina debes renunciar a tu propio libre albedrío.

Respetar el libre albedrío del otro no significa estar de acuerdo con él o aceptar las situaciones que te imponga. Ese otro también debe respetarte tal cual eres. Nunca renuncies a tu propio libre albedrío por permanecer al lado de alguien. Todos los seres tienen derecho a vivir su vida como quieran.

Y si tu relación se cae de madura tiene que acabar. No aguantes lo inaguantable, pero siempre ten en cuenta que todos somos distintos y tenemos personalidades y costumbres distintas. Si tienes una relación de amor, acepta esas diferencias y respeta el libre albedrío del otro, aunque aparezcan cosas que no te gusten.

El sometimiento al otro atenta contra tu libre albedrío

Hay situaciones en las que debes respetar el libre albedrío, y otras son un aprendizaje en cuanto a la convivencia mutua, pero existen relaciones en las que una de las partes se encuentra en un estado de completo sometimiento. Ese doblegarse no es respeto al libre albedrío, y si te encuentras en esa situación, debes plantearte dos cosas.

Antes que nada debes exigir respeto a tu libre albedrío y respetarlo tú misma o tú mismo. No debes estar sometida ni doblegada por nada ni por nadie. En segundo lugar, también debes respetar el libre albedrío del otro. Acéptalo tal cual es, sin reclamar, controlar o poseer.

Tomando esto en cuenta, debes decidir si continúas o no la relación. En esta Era de Acuario el ser humano alcanzará la libertad y el dominio sobre todas las cosas al permanecer conectado con su Ser. Por lo tanto, el encuentro de Llamas Gemelas ya es posible, y muchos seres estarán en estado ascendido.

Debes cortar todo tipo de relaciones tóxicas marcadas por la posesión, el control y los celos. Es necesario desapegarte de esos lazos si deseas ascender.

Jamás le pidas al otro que cambie

A diario me encuentro con muchas personas que confunden el respetar el libre albedrío del otro con aguantar toda clase de abusos. El verdadero respeto significa que hagas lo que hagas, no te controlo. No me apego ni tengo miedo a la pérdida. También respeto mi propio libre albedrío y tomo decisiones basadas en ese principio.

En las relaciones donde se respeta el libre albedrío de las dos partes no se originan peleas o discusiones. No hay un individuo subordinado o sometido al otro. No existe el miedo a la pérdida, y por ello tampoco la posesión, el control ni los celos. Esa es una relación perfecta para esta Era de Acuario.

Si dejas entrar en ti el miedo a la pérdida, tus emociones están descontroladas. Llega un momento en el que ni siquiera te reconoces al tomar actitudes extremadamente desfavorables. Si este es tu caso, adopta una máxima que yo misma hice mía desde hace mucho: Jamás le pidas al otro que cambie.

De igual forma, tú no debes cambiar a fin de salvaguardar una relación. Recuerda que eres un ser divino, un Dios vivo, al que nada ni nadie le debe exigir cambios. Según mi experiencia, es muy fácil tomar decisiones en cuanto al futuro de una relación. Si la persona con la que convives te gusta tal cual es, adelante.

Vivimos tiempos de grandes transformaciones

La solución más satisfactoria

Si no necesitas que esa persona especial cambie, esa relación es para ti. Si te es necesario que cambie, esa relación no está basada en el amor. Por más que insistas en poseer al otro ante el miedo a la pérdida, lo que sobrevendrá tarde o temprano no será favorable ni satisfactorio.

Sobrevendrá una ruptura por más que intentes sostener esa relación a través de la posesión y el control. En cambio, siempre ocurre algo maravilloso cuando respetas el libre albedrío de todos los seres: Tus relaciones con ellos se vuelven pacíficas y armónicas. Si algo se desarmoniza puedes tomar decisiones rápidas.

Así evitas todo sufrimiento en ti y en los otros. Cuando intentas controlar a las personas, haces que tú y los seres que conviven contigo padezcan día a día una relación que ya debía haber terminado. En cambio, si eres fiel a ti mismo, respetando tu propio libre albedrío y el de los demás, las situaciones se resuelven fácilmente.

Todas ellas se resuelven sin sufrimiento, sin pérdida y sin daños a terceros, y cuando debes tomar decisiones, lo haces desde el amor. Esta es la mejor garantía para establecer buenas relaciones y terminar bien las que debas cerrar. Esto último es fundamental si hay niños de por medio.

Los miedos, los celos, la posesión y el control siempre generan conflictos. Entonces, analiza el estado de tu relación ahora. Si ha entrado el miedo ya no existe el amor.

Algunas preguntas pertinentes

Ahora bien, lo anterior no quiere decir que no puedas recuperar esa relación. ¿Cómo? Reconectándote con tu Ser y transformándote en amor. Por esto resulta tan importante saber qué tipo de relación tienes en este momento. Si es de sometimiento, posesión y control, estás en manos del miedo y de otras emociones que la envenenan.

Esto se aplica también a las relaciones con tus hijos. Muchas personas se preguntan por qué sus propios hijos no quieren saber nada de ellos a pesar de ser unos padres tan amorosos y darles todo lo que piden. Pregúntate más bien si no les das dado todo para poseerlos y no dejarlos escapar.

Hay muchas relaciones en las que aparentemente una de las partes da demasiado a la otra, y sin embargo, todo eso que da no es luz sino oscuridad. Esto es así porque está volcando todos sus miedos y toda tu posesión en el otro, y de esa manera impide la manifestación de su libre albedrío.

Esa es la causa de que muchos se hagan la famosa pregunta: «¿Por qué me trata de esa forma si le he dado tanto? ¿Por qué me falta al respeto y no se interesa por mí?». En realidad, lo que has estado dándole a ese otro no es amor, sino posesión y control. Lo único que le has transmitido es el miedo a perderlo.

Si sientes que no te respetan ni valoran, es que no estás dando amor en esa relación. De esta forma, si tus relaciones no son armónicas, allí no hay conexión con el amor.

Analiza si pides algo a cambio de tu amor

Al analizar tus relaciones dejas de engañarte, porque todas ellas responden a una misma dinámica universal. Lo igual atrae a lo igual, y si no estás recibiendo respeto y amor es que no los estás dando. El obligar a tus hijos a acompañarte es controlarlos, porque exigir que otros hagan lo que quieres es no respetar su libre albedrío.

Por eso muchas madres se lamentan: «Todos los domingos preparo comida para mis hijos y me rechazan. Y si vienen, terminan de comer y se van de inmediato». Fíjate bien si esa invitación no es miedo enmascarado. Miedo a no verlos más, miedo a que te dejen y miedo a que se vayan con la familia de otros.

Busca lo que está mal dentro de tus relaciones, porque lo igual atrae a lo igual. Lo que verás en los otros como falta de respeto y falta de amor está dentro de ti, aunque no lo creas. Considera cuántas de tus relaciones debes limpiar en este momento, y empieza ese trabajo de limpieza en ti.

¿Y cómo empiezas por ti? Primero, deja de pedir que los demás cambien. Deja de esperar que realicen cosas que te harían feliz y permite que sean tal cual son. Acepta todas sus acciones y respeta su libre albedrío sin pretender cambiar nada de nadie. Observa si lo que haces con respecto a otros son actos de sometimiento.

Cada vez que te sientas obligada u obligado a hacer algo a fin de preservar una relación, estás renunciando a tu propio libre albedrío.

Respeta y serás respetado

El primer libre albedrío que debes respetar es el tuyo, y luego respeta el del otro. Así, una vez que ambos son respetados, las relaciones son armónicas. Mantienes la conexión con tu Ser y evitas el deseo de posesión, así como la aparición de los celos. Asimismo, anulas el estrés, y con ello el liberar sustancias que impiden tu conexión.

Finalmente, te conviertes en un ser de amor. Todo esto es extremadamente fácil si respetas en todo momento el libre albedrío del otro, sin querer cambiar nada de nadie. Al respetar te vuelves un ser respetable. El mismo respeto que das a los otros es el que recibes. Recuerda siempre que lo igual atrae a lo igual.

Cada vez que valoras al otro serás valorado, aunque sus actos no te gusten. Debes saber que cada persona es un ser único e irrepetible, y que debe manifestar su propia libertad y su propio Ser. Nunca olvides que casi todos hacen lo que pueden y no lo que quieren, y que muchas veces son controlados por sus memorias.

Muchas veces, dependiendo de sus memorias, los seres humanos toman decisiones y realizan actos que ni ellos mismos desean. Se autodestruyen de manera inconsciente. Y hasta eso debes respetar. No quieras cambiarlos, aún sabiendo que están profundamente equivocados.

No intentes cambiar lo que el otro debe vivir

Cada uno debe experimentar su propio proceso de liberación. No importa si logran liberarse en esta vida o más adelante. No te preocupes por ello, porque todos vamos al mismo lugar y al final todos lo lograremos. Nadie quedará excluido.

Debes respetar todo ese proceso. Así que toma en cuenta cuántas cosas tienes que cambiar para ser respetada, valorada y amada. Amada o amado, y para que todas tus relaciones estén cimentadas en el amor que fue su verdadero origen. Así pues, hay mucho trabajo por hacer.

Es toda una tarea; no consiste solamente en soltar al otro. Es una labor de consciencia y también de corrección de las energías que están en ti producto de tus vivencias pasadas. Por lo tanto, tú también haces lo que puedes y no lo que quieres, dependiendo de tus memorias.

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Expansión y corrección

No solo debes aprender a expandir tu consciencia, sino también emprender un trabajo de corrección y transformación de la energía. Esa energía hace que sientas el miedo a la pérdida y te conviertas en un ser celoso y posesivo. Al intentar cambiar al otro, lo único que cosecharás será sometimiento, subordinación y rechazo.

Percibe cuánto control y apego vuelcas en tus relaciones. Anota todos los actos de sometimiento que soportas en nombre del amor. Si te faltan al respeto, empieza por respetarte y respeta a los otros. Si sientes que no te valoran, empieza a valorar a los demás, y si sientes que no te aman, empieza a manifestar amor.

No hay algo que provoque tanto rechazo como el control y la manipulación, y no existe un ser más atractivo que una persona que respeta su libertad y la del otro. No olvides que cualquier relación que establezcas se romperá cuando es invadida por el miedo a la pérdida.

Para terminar, te dejo una tarea:

Empieza a observar cómo están tus relaciones. Pon especial atención en lo que te refleja el otro, porque eso es justo lo que tienes dentro.



Si te gustó este artículo y quieres profundizar más en este tema, te recomiendo que leas el artículo anterior: El papel de la ilusión en nuestras vidas

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