La verdad nos hace libres, pero ¿qué verdad?

Hablar de la verdad desde el punto de vista humano es muy difícil. Es necesario comprender qué es la verdad, y no nuestra verdad. Así pues, debes dejar atrás todas las situaciones en las que te has sentido traicionado o tratado injustamente. En ellas, lo que más te duele es creer que no se ha tomado en cuenta tu verdad.

Si alguien te miente, estafa o traiciona, te sientes como una víctima. Esa es tu verdad, y entonces empiezas a medir con ella todo lo que te ocurre. Y es peor si le cuentas esta «verdad» a los demás, porque harán causa común contigo. Dirán: «¿Pero cómo te pueden hacer daño, si eres una persona tan buena?».

Y eso es un gran error, porque recibirás los efectos de las causas que has generado. Tus miedos a la crítica, a no ser lo suficientemente bueno y a no ser merecedor te harán sentir rechazo y abandono por parte de los otros. Así, todas las acciones de la gente a tu alrededor aumentan en ti la sensación de ser víctima.

Medir la «verdad» desde los efectos de tus acciones te perjudica

Es muy normal que los seres que están a tu lado, que amas y que son de tu confianza absoluta, sean los que más generan en ti estas emociones negativas. Estás midiendo la «verdad» a partir de los efectos que sientes y no a partir de las causas que has generado. Desde ese punto de vista, la «verdad» nunca te hace libre.

Esa no es la verdad. Esa «verdad» medida desde los efectos te hace sentir decepción hacia los demás. Sientes que vives una vida injusta y empiezas a cuestionarlo todo. Adoptas una actitud en la que te ves desempoderado económicamente o en cuanto al compromiso que has establecido con otras personas.

Recuerda que desde hace mucho tiempo te he dicho que debes abandonar el papel de víctima y dejar de mirar la paja en el ojo ajeno. Nunca conocerás del todo lo que ha llevado a tal o cual persona a actuar de determinada forma. Así pues, deja de pelear por tu «verdad».

No tomes decisiones, adoptes actitudes o dirijas palabras hirientes bajo la justificación de que «estoy defendiendo mi verdad», de que «soy honesto conmigo mismo», o de que «siempre digo lo que pienso y siento». Todo eso no es hablar con la verdad, porque al hacerlo casi siempre estás siendo dominado por emociones negativas.

Como hemos visto, esas emociones se generan cuando crees que te han engañado o que no se cumplieron tus expectativas. Podrías preguntarte: «Pero si no puedo decir lo que siento ¿dónde está la verdad?». A este respecto, debo decirte que la honestidad no está ligada al resentimiento. Defender tu verdad no equivale a decir la verdad.

Percibir supuestas injusticias te hace perder la fe

A pesar de las aparentes injusticias que crees haber sufrido en tu vida, no caigas en el desequilibrio o la desesperanza. Algunos llegan hasta el punto de ya no creer en la existencia de algo superior, sin darse cuenta de que precisamente aquello en lo que ya no creen es la verdad más grande que existe.

En realidad, ese desequilibrio que percibes ahora y por el cual renuncias a todas tus creencias te impide ver que todas las cosas que están sucediendo en tu vida tienen una causa, y que esa causa la has creado tú. Lo más irónico de todo esto es que dejas de creer en algo superior justo en el momento en que se planta ante ti.

Y lo hace para que esas causas que has generado se equilibren y dejen de hacerte daño. Debes descubrir este entramado, porque no te conviene volverte ateo en el preciso momento en que tienes a Dios delante. Para verlo, debes dejar de culparte y de culpar a los demás sin ver el equilibrio en cada acto de tu vida.

Un ser humano en estado de ascensión ya no mide el bien o el mal que le hacen. Simplemente vive. Cuando logras vivir sin medir y sin juzgar, las cosas simplemente suceden. Evitas crear causas que indefectiblemente provocarán la necesidad de restablecer el equilibrio.

Al generar nuevas causas generas más desequilibrio

Cada causa se equilibra con la anterior, y con ella también sus efectos. Así, desde tu punto de vista puede existir desequilibrio, pero desde el punto de vista universal, todo está equilibrado. Tu visión limitada solo ve injusticia, y al hacerlo, justo en el momento en que se restablece el equilibrio echas a andar una nueva causa.

Y al echarla a andar generas un nuevo desequilibrio. En definitiva, tu verdad nunca te hará libre. El desequilibrio nunca libera, y el ponerle títulos a las personas tampoco. Lo que te hace libre es permanecer inmutable, siempre en el mismo lugar, sin pensamientos y sin juicios.

No califiques lo que estás viviendo; simplemente vive. Cuando se te presente un aparente desequilibrio, no hay problema. Tienes una mente que te permite volver a crear la situación. Permite que el Universo establezca el equilibrio y ganarás la libertad absoluta. Permíteselo sin juzgar, sin victimizarte y sin moverte.

Deja que todo suceda, sabiendo que tienes el poder universal en tu mente y que con él puedes volver a comenzar en cada momento del ahora. Que los demás hagan lo que quieran; tu vida se está equilibrando, independientemente de que la de ellos se desequilibre. No te preocupes por los otros.

Cada vez que veas desequilibrio, piensa: «Se está equilibrando una causa que he generado». Esa es la verdad que te hace libre.

Sé auténtico contigo mismo

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Empieza a generar tu nueva vida a partir de ahora. ¿Cómo? La primera acción, la más fundamental, es ser auténtico contigo mismo. Pero ojo, porque para evitar caer en todo lo antes mencionado, no debes juzgar a personas, acontecimientos, o sentirte víctima de alguna situación particular.

El ser auténtico con uno mismo debe partir de que seas consciente de una verdad universal: Solo existe el equilibrio. Si aún crees que los otros son quienes te hacen daño, no vas a lograr la autenticidad, porque establecerás una supuesta verdad en base a las acciones de los demás.

Tendrás actitudes generadas por resentimientos, celos y envidias. El ser auténtico con uno mismo significa ver el equilibrio en todo lo que sucede en tu vida. Hazlo sin pensamiento alguno, viviendo en este fluir que eres y tomando decisiones de acuerdo a lo que de verdad deseas.

La autenticidad se logra cuando has superado el ser puramente humano y los demás no pueden doblegarte. Así pues, decide desde tu corazón y desde una mente limpia. Considera cuántas actitudes has tomado por venganza, y no olvides que todo cuanto te sucede es resultado del equilibrio de causas que has generado.

Es posible salir del ciclo de causa y efecto trabajando en la transformación de todas las energías que han llegado a ti a fin de establecer nuevamente el equilibrio.

¿Qué significa «la verdad te hace libre»?

Ciertamente, debes pensar, sentir y hablar con libertad, pero para poder hacerlo equilibradamente y no en virtud de los «debería» y de las manipulaciones impuestas, tienes que salir de la agitación y entrar en una especie de remanso donde tu mente ya no es creadora de causas.

Muchas veces se dicen, piensan y sienten ciertas cosas a causa de la detonación de memorias en las que te sientes víctima, aprisionado en un lugar donde no deseas estar. El camino de salida es ser auténtico, no doblegarte, no preocuparte por lo que otros digan y no tomar actitud alguna frente a los sucesos.

De esta manera sales de las causas. Comprende que todo lo que está viniendo a ti es la manifestación de un equilibrio perfecto. Obsérvalo, aprende y agradece. No te culpes ni te victimices. No hagas algo en base a lo que «debería ser». Si mantienes tu mente en paz, no generarás causas que deban ser equilibradas.

Vive y disfruta sin pensar

Aquí podrías decirme: «Pero si yo he hecho solo lo que he querido, no me doblegué ante lo que «debería ser» y fui auténtico, y aún así se me vino encima un problema descomunal. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué hago ahora, Rosanna?». Lo que ocurrió es que sigues actuando guiado por la mente y no por el corazón.

Debes sentir que estás en el lugar que quieres desde el amor y desde el no pensar. Si logras hacer solamente lo que deseas sin emociones ni pensamientos, no existe una nueva causa que genere un nuevo efecto. No existe un desequilibrio. Trabaja en ti mismo sin pensar, manipular o controlar, y sobre todo, sin crear nuevas causas.

Muchas personas trabajan en sí mismas, pero lo hacen con dolor y a manera de venganza. Dicen: «Me hiciste daño, pero a partir de hoy me dedicaré solo a mí». Ese espíritu de revancha no te beneficia porque crea otra causa. Para que la verdad te haga libre, debes corregir las causas que has creado, cuyos efectos percibes ahora.

Congruencia y consistencia

Recuerda que ningún acto de tu vida debe realizarse en base a lo «políticamente correcto». No digas palabras bonitas que no sientes de verdad. En alguna ocasión tuve una amistad muy cercana con una chica, pero cuando realicé un acto que a su parecer la sociedad califica como políticamente incorrecto, me dejó de hablar.

Ante esto, dije: «Así tenía que ser, porque es la manifestación de un equilibrio». Esa chica tenía que irse de mi vida. No estábamos en la misma sintonía ni en la misma vibración. Yo sabía que los demás iban a juzgarme, pero hice lo que sentía. Fui congruente entre mis ideas, palabras y acciones.

Esa congruencia puede acarrear el disgusto de los demás. Es su verdad y no la tuya. Sé consistente entre lo que deseas para tu vida y tu forma de vivir. No te guíes por lo que desean los otros. Haz que todas las cosas que digas te salgan del corazón y no de las causas que ha generado el resentimiento.

Comprendo que este artículo es un poco difícil de entender en profundidad desde el punto de vista puramente humano. Intenta salir de él, porque lo que está detrás de muchas cosas que habitualmente expresas, tales como «yo hago lo que quiero y decido en base a eso», son causas generadas anteriormente por ti.

Tres efectivos decretos

El primero es: Todas mis acciones, pensamientos y verdades son respetadas por todos los seres con los que tengo contacto día a día.

El segundo decreto es: Yo Soy el dueño de mi mundo; todas mis decisiones están basadas en mis verdades, y eso me hace auténtico.

El tercero es: Yo Soy un ser auténtico, independientemente de las opiniones de los demás.

Exprésalos a menudo y repítelos cuando debas hablar con alguien, realizar una acción determinada o tomar una decisión.

Si decides conforme a lo que deseas, la verdad te hará libre

Actúa en pos de lo que de verdad quieres y estarás en armonía, en paz y en congruencia con tu espíritu. Cuando todas tus decisiones estén basadas en lo que de verdad desea tu corazón, entrarás en una vida lozana, sin vueltas, sin dimes y diretes y sin habladurías. Quien habla poco se equivoca poco.

Y si aplicas todo lo que te he compartido, tendrás una vida donde el disfrute será lo único que exista, y donde la verdad siempre te hará libre.


Si te gustó este artículo y quieres profundizar más en este tema, te recomiendo que leas el artículo anterior: La gratitud es un estado del ser y no sólo una palabra 

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