La lealtad es primordial

La lealtad es primordial

Ahora hablaremos acerca del cambio radical que experimentará la humanidad entera en la Era de Acuario. Esta es una gran noticia para todos, ya que la lealtad será la base primordial de las relaciones. Este cambio nos permitirá salir definitivamente del juego de la ilusión de la inconsciencia.

Los miedos han hecho que el ser humano se comporte a la inversa de su verdadera naturaleza, que es el amor. Esa verdadera naturaleza es la de un niño pequeño: Bello, amoroso, y que confía en tu palabra. Confía en todo lo que dices con total certeza. Así serán las relaciones en esta nueva era.

La lealtad es esencial

En este nuevo tipo de relaciones, el amor y la lealtad serán lo único que exista. Ya estamos en plena Era de Acuario, y ahora puedes entender perfectamente por qué en algunas situaciones de tu vida has llegado a actuar de forma desleal contigo mismo y con los demás.

Al aparecer la deslealtad, las relaciones se contaminan con la soberbia y el orgullo, y se sostienen en la ira, el odio e incluso en la venganza. Sin embargo, a partir del conocimiento que te comparto puedes salir de las relaciones destructivas. Somos seres de luz, pero nos comportamos a la inversa de nuestra verdadera esencia.

Así, al llegar a este plano físico, el ser humano entra en un modo de supervivencia. No olvides que al ingresar en el juego de la ilusión de la inconsciencia se te coloca un velo que no te deja ver tu verdadera esencia. Tu verdadera naturaleza es el amor. Eso eres, pero estás velado.

Estás perdido en un mundo desconocido

Imagina que tienes diez años de edad. Estás con tu mamá y tu papá en el aeropuerto, y de pronto los pierdes de vista. Eres un niño lleno de amor y bondad, pero de repente te encuentras en un lugar que no conoces. Te empiezas a poner muy nervioso, y empiezan a aparecer los miedos.

Cuando eres un niño, tu mundo está reducido a tu papá, mamá, hermanos, abuelos, primos, y se acabó. Al perderte en ese aeropuerto ves una sucesión interminable de caras desconocidas. Luego, si alguien te toma de la mano y te quiere llevar a otra parte, se te dispara el miedo y todo tu ser se coloca en modo de supervivencia.

En ese momento se bloquea tu verdadera esencia. Antes estabas arropado y lleno de amor, y de pronto te abandonan en medio del planeta Tierra, como si perdieras a tus papás en un lugar desconocido. ¿Y qué pasa cuando entras en modo supervivencia? Que tu naturaleza se vuelve egoísta.

El egoísmo es una estrategia de defensa que te hace tomar decisiones sin medir las consecuencias. Casi todas las personas operan en modo supervivencia y por lo tanto, egoísta.

Sobreprotección, control y manipulación

La mayoría de las personas solo piensan en sobrevivir dentro de este mundo hostil en el que las han arrojado. Puedes creer que eres muy buena o bueno, que te preocupas por los otros y los atiendes, pero te puedo asegurar que todos los miedos que están inculcados en ti hacen que solo lo sobreprotejas.

Ejerces esa sobreprotección para que no te abandonen, al tiempo que intentas controlarlos y manipularlos. Ahora bien, esta manipulación puede darse de forma amorosa o tóxica. Imagínate a ese niño que perdió a sus papás. De pronto aparecen personas que lo quieren ayudar y lo cuidan.

Sin embargo, y a pesar de sus cuidados, ese niño está en estado de supervivencia egoísta, reforzada y sostenida por la sobreprotección. El egoísmo se manifiesta no solo en el vivir centrado exclusivamente en uno mismo, sino también en vivir sacrificándose por los demás, porque estás actuando dominado por el miedo.

La sobreprotección es tan letal como la desprotección y el abandono. ¿Alguna vez te has dado cuenta que la sobreprotección, el dar tanto por los otros, equivale a actuar sin medir las consecuencias de lo que le suceda al otro? Asimismo, entrar en modo de supervivencia te genera una enorme cantidad de emociones negativas.

El egoísmo afecta todas tus relaciones

Muchas de las enfermedades que sufren las personas tienen su origen en un deseo de ser protagonistas y mantener atados a otros. Esas personas no han podido ser leales a sí mismas o a los demás. No conocen la verdadera causa de su enfermedad. No saben que su atención desmedida y sobreprotectora representa egoísmo.

Si te enfermas para tener atados a otros, ¿dónde está tu lealtad a ti mismo? En cambio, cuando puedes medir las consecuencias de tus decisiones, estarás del lado del amor y la libertad, y el amor y la libertad son la base de la lealtad. Así puesm debes salir del modo de supervivencia.

Nos encontramos en un mundo en el cual tenemos que sobrevivir. Sin embargo, después de pasar por la supervivencia y el egoísmo, la mayoría de tus relaciones se verán muy afectadas. En ese momento aparecen muchas emociones negativas, tales como la venganza, el enfado y el odio.

Las emociones negativas te hacen decir: «¿Por qué nadie quiere acompañarme?», pero los demás ni siquiera saben con claridad por qué huyen, detonando en ti sentimientos muy destructivos.

Hoy es el momento del cambio

Mide las consecuencias de tus actos

Entonces estas venganzas, estos odios y estos enfados no permiten que tomes decisiones siendo leal a ti misma o a ti mismo, porque toda esa energía negativa te está dominando. Hasta puedes llegar a ver a la venganza como el remedio para tus enfados. Sería como un bálsamo para tu odio.

Esto también es consecuencia del estado de supervivencia en el que has vivido toda tu vida. Así pues, date cuenta de todo lo que tienes que cambiar, y por eso lo más importante es la lealtad a uno mismo, así como el tomar decisiones basadas en el amor propio.

Primero mide las consecuencias de tus actos en ti. Analiza bien por qué tomas tales o cuales decisiones, y porqué haces lo que haces. ¿Es por sobreprotección, o por sentir que no te queda otra? ¿O es porque de verdad quieres hacerlo? Cuando uno es leal a sí mismo, el amor propio está desarrollado a plenitud y el ser se libera.

En ese momento todas tus decisiones estarán basadas en el amor, la lealtad y la libertad. Asumes las consecuencias de que a los demás participantes del juego de la ilusión de la inconsciencia todavía se mantengan en modo de supervivencia, busquen sobresalir por encima de los otros y tengan conductas egoístas.

Lo que de verdad importa

Entonces, no te debe importar si el enfado y el odio aparecen en tus relaciones, porque ellos son los que van a cargar con las consecuencias de sus decisiones. Ellos, y no tú, son quienes están siendo desleales a sí mismos y siguen atando a otros. Continúan sosteniendo el afán de ser protagonistas y siguen sintiéndose víctimas.

Ahora puedes vivir como un ser de la Era de Acuario. Por lo tanto, vas a tener que manifestar la lealtad y el amor hacia ti mismo en todas tus decisiones. Si lo haces, nunca te equivocarás. ¿Por qué? Porque te habrás conectado con la verdadera naturaleza de tu Ser.

Tomarás todas tus decisiones como ese niño que antes de llegar al aeropuerto todavía estaba con su mamá y su papá: Pleno de amor, de confianza y de lealtad. Debes alcanzar la verdadera naturaleza de tu Ser sin competir, sin sobresalir, y sin tratar de simplemente sobrevivir.

Cuando una relación está basada en la lealtad, brota la confianza. El respeto que le das al otro hace que no pueda fallar en el cumplimiento de su palabra, y si falla, asumirá las consecuencias.

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Habla, actúa y piensa con lealtad

Si todas tus palabras expresan lo que de verdad sientes, sabrás distinguir perfectamente cuándo es momento de hablar y cuándo de callar. Esto mismo aplica para los actos y los pensamientos. Así pues, la lealtad hacia ti mismo debe abarcarlo todo. Procura que no salga ni una palabra de tu boca que no quieras decir.

Procura no hacer algo que no desees. Todo lo que emprendas, digas, sientas y pienses debe ser congruente con tu verdad. Cuando algo en tu cuerpo físico te detiene, escúchalo, porque esa voz nunca miente. Escúchate a ti mismo y basa tus decisiones en el amor y la lealtad a ti mismo.

Si todas tus decisiones están basadas en el amor hacia los demás, no vas a serte leal a ti mismo, y en realidad no ayudas al otro, porque has actuado desde el miedo y no desde el amor. Sé leal y serás una persona creíble, respetable y respetada. Una persona en esencia incorruptible.

Entonces, cuando eres una persona amada, respetada e incorruptible, todas tus decisiones siempre serán tomadas desde la lealtad. Cuando eres leal hacia ti mismo, estás conectado con tu verdadera esencia y con el verdadero ser que eres. Ahora bien, te repito que la lealtad no es hacia los demás, sino hacia uno mismo.

No permanezcas en el modo de supervivencia

Por lo tanto, si tus decisiones y acciones están basadas en el amor, la libertad y en la lealtad, no existirá el enfado, el odio y la venganza. Tampoco existirá el deseo de sobresalir por encima del otro tan característico del modo de supervivencia en el que tantas personas permanecen.

Quien sobrevive en la naturaleza es el que sobresale. Aquel que logra llegar primero a comer. El que se queda último no sobrevive. Aquel que pasa por encima del otro y logra coger la teta de su mamá es el que vive. Sin embargo, en esta Era de Acuario ya no hace falta permanecer en el modo supervivencia.

En esta era, el ser de amor que eres ya se ha quitado el velo. Ya sabes que ese mismo velo ha generado miedos que deben salir de tu interior. Ahora has tomado consciencia y ya eres un ser despierto. Por esto, te conviene vigilar el estado de tu cuerpo físico. Vigílate y comprobarás si has permanecido en modo de supervivencia.

Comprueba si permaneces en el modo egoísta aún pensando que dejas todo por los demás. Fíjate si hay en ti ira, odio, venganza, o incluso esa necesidad de llamar la atención. Si es así, entra en el amor y la lealtad hacia ti misma.

Una vida liviana y libre

Así te convertirás en un ser digno de respeto, honor y confianza en tu palabra. Lograrás que todas tus decisiones y actos no se corrompan y no hagan daño a terceros. Antes pensabas que tus decisiones no dañaban a otros, pero ahora sabes que si. Cuando logres esa lealtad hacia ti mismo, todas tus relaciones serán de amor.

Y es ahí cuando tu mundo se llenará de seres acordes a todo eso. Yo siempre tengo mucha confianza en la gente. Yo confío ciegamente en todos, y de esta forma mi vida se hace liviana y libre. Le dejo la llave de mi casa a cada persona que viene a trabajar en ella. Si tengo que pagar antes de que me den un recibo, pago.

¿Por qué? Porque yo me he convertido en confianza. Me he convertido en credibilidad. Me he convertido en palabra. Me he convertido en un ser digno de respeto. Me he convertido en incorruptible, y entonces, ¿quién puede hacer lo contrario? Si soy honorable, ¿quién puede contra eso? Nadie.

No pueden acercarse a mí personas que no sean incorruptibles, respetuosas, amorosas e íntegras. Solo llegan a mí quienes son verdad, confianza y credibilidad, porque lo igual atrae a lo igual. La forma más grandiosa que yo he encontrado de proteger mi ser y mi mundo es convertirme en lo que quiero que sean.

Manifiesta tu verdadera naturaleza

Me he convertido en amor, en verdad, en confianza, en integridad y en credibilidad. Cada vez que digo una palabra te puedo asegurar que es lo que siento. Aunque para ti esté equivocada, mi palabra representa enteramente lo que siento. Así, todas mis relaciones están basadas en el amor, el respeto, la dignidad y la verdad.

De esta manera puedes manifestar tu auténtica naturaleza. Eso es salir del modo de supervivencia, del ansia por sobresalir y del deseo de venganza. Así es como la lealtad será la base de las relaciones en esta Era de Acuario. Si sigues estos parámetros, podrás manifestar al Dios vivo que de verdad eres.

No te preocupes si los otros permanecen en dimensiones bajas. Te debes preocupar de tu propio mundo. Así pues, aprovecha y saca a relucir ésta lealtad hacia ti mismo que es la base primordial de todas tus relaciones en esta nueva era, basadas en el amor, respeto, dignidad, integridad, verdad, confianza y credibilidad.

Es muy hermoso poder vivir manifestando tu verdadera naturaleza.

Y tu verdadera naturaleza es divina.

 


Si te gustó este artículo y quieres profundizar más en este tema, te recomiendo que leas el artículo anterior: Yo Soy el Cambio, Y el Cambio Soy Yo 

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